
Además de por su carácter de refugio, el metal precioso cada vez se apoya más en el apetito que despierta entre los emergentes para justificar su, en ocasiones, increíble apreciación. De momento, la demanda de oro por parte de los chinos ha marcado un récord en el primer trimestre del año y parece que no será el único.
Puede que la salida a bolsa de LinkedIn lleve a muchos a preguntarse si no estamos ante una nueva burbuja (no en vano, en su debut esta red social repuntó más de un 100 por cien). Sin embargo, si hay un activo que históricamente ha estado ligado al concepto de burbuja, ése es el oro. Pero, a diferencia de LinkedIn, el metal tiene a su favor a la historia y ésta dice que ha acabado en cada uno de los diez últimos años con rentabilidades positivas y en siete de ellos con rebotes superiores al 15 por ciento.
Si hasta ahora la principal razón que ha impulsado a este metal ha sido que es considerado como carácter refugio, ahora ésta no es la única razón que alegan los analistas para defender que el oro puede seguir al alza en los próximos años. "Seguimos viendo que los mercados se mueven por la demanda más que por las operaciones que realizan los especuladores, ya que hay mucha dispersión entre el comportamiento de las diferentes materias primas y por eso consideramos que la tendencia del mercado sigue siendo alcista", afirma Daniel Cole, de JPMorgan, quien recomienda no dejarse llevar por las correcciones que se vean a corto plazo ya que las perspectivas siguen siendo buenas debido a la demanda de los mercados emergentes.
De hecho, según los datos del World Gold Council, la demanda de oro para joyería (la principal fue de revalorización del oro) en China, el segundo mayor consumidor, marcó récords en el primer trimestre del año al incrementarse en un 21 por ciento, hasta las 142,9 toneladas métricas con respecto al primer trimestre de 2010. Un récord que puede seguir revalidándose constantemente si la que es ahora la segunda economía del mundo sigue incrementando su PIB como lo ha hecho en los últimos años, ya que ese crecimiento se trasladará como ha sucedido en los últimos años en una mayor demanda de materias primas, al calor de un incremento de la clase media.
Una corrección muy 'light'
De momento, lo cierto es que el oro, a diferencia de la plata, no se ha visto tan perjudicado por la corrección que han sufrido las materias primas en las últimas semanas. En quince días, su precio tan sólo ha caído un 4 por ciento pero consigue mantenerse por encima de los 1.500 dólares por onza. Además, su balance en el conjunto del año sigue siendo positivo: gana más de un 5 por ciento. Y eso a pesar de que en este tiempo se ha sabido que uno de los mayores gurús, George Soros, vendió el 99 por ciento de las posiciones que tenía en oro en el primer trimestre del año. Claro que no todos los gurús han seguido su ejemplo. De hecho, John Paulson ha optado por mantener sus posiciones en el metal a través del ETF SDPR Gold Trust.