
Fernando Sánchez Dragó es escritor y ha presentado programas en televisión relacionados con la Cultura. Acaba de publicar Soseki, inmortal y tigre con la editorial Planeta y ha charlado con los usuarios de EcoDiario.es sobre el libro y sobre la vida en general. Se define pansexual, consume psicotrópicos, llora de emoción con los toros y no es fiel sino leal a su pareja.
'Soseki, inmortal y tigre'
Sobre el libro: 350 páginas en forma de novela para describir a su gato Soseki, un personaje real, un gato especial que según palabras del propio autor "salvó de morir" a su nieta. Para Dragó "la relación con los animales es siempre perfecta".
Sus proyectos más cercanos: sus libros de memorias y el próximo viaje a la isla de Robinsón con Miguel de la Quadra y la ruta Quetzal, "después, Dios y la vela dirán". El escritor ha adelantado que publicará un libro que llevará por título El elixir de la eterna juventud. En él desvelará sus secretos y sólo lo escribirá cuando cumpla los 100 años, "así tendré mayor credibilidad", ironiza.
Sobre la literatura basura
¿Un libro y un mentor para este escritor y periodista todoterreno? Dragó asegura que el mejor libro que ha leído es sin duda el Tao Te King de Lao Tzú. No habla mal de escritores que estén vivos aún, si son españoles, por no amargar el desayuno a nadie. Así que se desahoga con los autores muertos o extranjeros. En este sentido Dragó asegura que detesta "el Ulises de Joyce y todos los libros de Bernhardt". Cree que existe la literatura basura y da ejemplos de ello: "Por ejemplo... Dan Brown, Paolo Coelho, Susana Tamaro, y otros que tal bailan, son verdadera basura". Sánchez Dragó cree que el libro electrónico "hundirá el mercado editorial", pero a él le vendrá estupendo "para no ir cargado en los viajes".
"Jamás pertenecería a un sindicato"
Sobre si se lo pasó mejor en Televisión Española o en Telemadrid, Dragó asegura tajante que "nunca se lo pasa bien en televisión". Y hablando de su aventura llamada 'Dragolandia' cree que " terminó cuando tenía que terminar" ya que "los condicionamientos impiden hacer la televisión" que le gustaría hacer. Vió como se deshilachaba y ya "no era Dragolandia, era Zebralandia. Un descenso a los infiernos".
No se decanta entre una y otra cadena pero asegura que en Telemadrid "nunca recibió indicaciones" de ningún tipo. Actualmente va un par de días a Telemadrid, graba sus programas y se larga. Por eso no haría huelgas como el resto de trabajadores de la cadena han hecho en varias ocasiones. "Vivo al margen de esas cosas y jamás pertenecería a un sindicato", asevera el escritor.
Se describe "autónomo emocionalmente" y dice que lo controla todo. ¿El secreto de la felicidad? Para Dragó es el principio de 'nada importa nada'. Declara que nunca lloró por debilidad, pero que a menudo se les escapan las lágrimas. Lloró cuando su gato murió, cuando va al cine y en los toros "por pura emoción". Dice que no tienen lado oscuro y que para bien o para mal es "de cristal" y espera que su última novela de Soseki, inmortal y tigre lo demuestre. Dice que por ser como es le tienen envidia, "el peor de los pecados capitales" y que Dragó cree que caracteriza a los españoles.
"Madrid huele mal"
Nunca dijo que Madrid oliese mal, pero ahora lo dice alto y claro. "Todas las ciudades huelen mal. El campo, en cambio, huele bien". Por eso él ha elegido vivir allí. De todos modos "Madrid ha cambiado para peor" asegura Dragó, "Gallardón ha reventado lo poco agradable que quedaba". Sobre su relación con Esperanza Aguirre dice que no hay "nada más que amistad".
Ni fue antes de izquierdas ni es ahora de derechas, "lo uno y lo otro son parte de las infinitas posturas que el hombre tiene a su disposición para dejar de ser libre". Asegura que si supieran los lectores a quién votó en las últimas elecciones sin duda se sorprenderían y concreta más: "Los políticos me dan grima". Sobre la crisis, Dragó cree que "hay que salvar al mundo de la ética de la frugalidad y la resignación. Hay que detener el crecimiento económico".
Detesta los nacionalismos y los define como "estúpidos, infantiles y letales para la especie humana. Me da lo mismo que sean catalanes, vascos, andorranos o españoles".
"Soy pansexual"
Sobre el tema de la homosexualidad un lector le preguntaba si la había probado. Dragó no tiene problemas en responder: "¿Tú crees que alguien tan curioso como yo podía irse de este mundo sin conocer la homosexualidad? Claro que la he probado, y con placer. Yo soy pansexual". Las sustancias psicotrópicas le han proporcionado los mayores momentos de felicidad y experiencias de iluminación de su vida, por eso confiesa: "sigo tomándolas, siempre con moderación y espíritu de aventura". "Yo no soy fiel, sino leal, y no pido a mi pareja fidelidad, sino lealtad", afirma, y dice que es cuestión de organizarse y de "ser fiel a uno mismo". Ahora mismo lamenta no haber sido "cartujo", como deseaba a los 16 años.
Sobre el miedo a morir dice que hay que enfrentarse y que él ha muerto "muchas veces: con el LSD, con el sexo, cuando me operaron del corazón, cuando me perdí en el Sáhara...". Cree que se es triste o alegre desde el momento en que naces y él nació alegre. Le gusta pensar que en su lecho de muerte también sonreirá. De momento no huye, sólo "corre hacia delante".