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El acusado de estrangular a su inquilina en Santander lo admite y dice que había recibido "amenazas de muerte"

La víctima le dijo "perdona" en el transcurso del forcejeo, que "duró tres o cuatro minutos"

SANTANDER (SAN.MC) 26 (EUROPA PRESS)

El acusado de estrangular a su inquilina porque no le dejaba dormir admitió hoy los hechos y aseguró que había recibido "amenazas de muerte" por parte de los amigos de la víctima aunque no lo denunció porque tenía "miedo". "Me dijeron que si iba a la Policía, iba con los pies por delante", declaró Ramón G.A. en el juicio con jurado que se inició esta mañana en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria.

El procesado, que ocultó el cadáver durante cinco días en su vivienda de la calle Peñas Redondas de Santander, relató que la mujer a quien había alquilado una habitación "hacía ruido" y "traía gente" a casa, lo que, sumado a las amenazas que recibió, le impedía "dormir". "Estaba perdiendo la salud", aseveró.

Los hechos, de los que está "totalmente" arrepentido, ocurrieron en la madrugada del 2 de julio de 2007, sobre las cinco de la mañana, cuando Ramón G.A. regresó de su trabajo como vigilante de seguridad. Encontró a su inquilina, de 35 años y madre de un niño de 12, "medio dormida" en el sofá y con el volumen de la televisión "muy alto", como "siempre", por lo que lo bajó.

Dos horas después no había conseguido conciliar el sueño y, al comprobar que la víctima había vuelto a subir el volumen, él lo volvió a bajar. La mujer le espetó "déjala" (por la televisión) y entonces "se inició una discusión".

"Estaba muy nervioso y la cogí por el cuello", explicó Ramón G.A., quien relató que la víctima "se levantó del sofá" y estuvieron forcejeando "tres o cuatro minutos".

Durante dicho forcejeo, el se aproximó a un armario y cogió un martillo con el que golpeó a la mujer en la cabeza aunque se rompió porque "era pequeño". Ella cayó al suelo y, cuando se incorporó, el la volvió a "coger por el cuello", a pesar de que le había dicho "perdona".

Cuando se dio cuenta de que no respiraba, envolvió a la víctima en una manta y la dejó en su habitación. A continuación, fregó las manchas de sangre que había en la casa, envolvió su pijama y el martillo en un bolsa y, al dirigirse a su segundo trabajo como camarero, lo tiró a un contenedor.

A partir de entonces hizo "vida normal" y no dijo "a nadie nada" de lo ocurrido, hasta que cinco días después, y debido al olor que desprendía el cadáver, avisó a la jefa de escalera del inmueble. "Le dije que pensaba que estaba muerta", apostilló, al tiempo que relató que ella le indicó que avisara a la Policía. Así, y aunque en un primer momento no se reconoció como autor de los hechos, finalmente confesó lo sucedido.

COMPAÑEROS DE TRABAJO

En su declaración, Ramón G.A. explicó que conoció a la víctima a principios de 2006, ya que ambos eran "compañeros" de trabajo en un cafetería de Santander.

Decidió alquilarla una habitación del piso que acababa de comprar para "ayudarla" porque no tenía donde quedarse y, también, para hacer frente a "unos gastos" porque, según dijo, "estaba muy justo de dinero".

Indicó que "a veces" discutían ya que ella "empezó a tener problemas de dinero" y, para pagarle, se ocupaba de las tareas de la casa. "Lo propuso ella aunque no me pareció bien del todo", comentó.

Además, recibió "varias quejas" de los vecinos porque su inquilina hacía "mucho ruido" y traía a "gente de malas pintas". Incluso en alguna ocasión llegaron a "aporrear" las puertas del portal y de la vivienda y "dar voces".

También afirmó que la mujer celebraba "reuniones" con sus amigos y, cuando él no estaba, "hacían fiestas". "Me fui dando cuenta de que consumía drogas y alcohol", agregó, al tiempo que indicó que llegó a ver "discusiones", que no "peleas", entre la mujer y sus amigos.

Asimismo, según comentó, en "dos o tres" ocasiones la víctima y su novio "cerraron por dentro" la puerta de la vivienda de forma que él "no podía entrar".

LE PIDIÓ QUE SE FUERA DE CASA

Así, en abril de 2007 --cuando estaba a punto de vencer el contrato de alquiler por un año de duración-- Ramón G.A. pidió a la mujer que "se fuera de casa" a lo que ella le espetó que "iba a llamar a unos amigos suyos para que se estuviera tranquilito" y les dejara estar allí, y celebrar "fiestas y reuniones".

Ante estos hechos, el Ministerio Fiscal solicita una condena de 16 años de cárcel para el procesado, al que imputa un delito de asesinato con la atenuante de arrepentimiento.

La Acusación Particular también le acusa de asesinato, pero pide 20 años de prisión. No obstante, coincide con la Fiscalía al pedir indemnizaciones de 200.000 euros para los padres de la mujer y de 300.000 euros para su hijo, de 12 años.

La Defensa, en cambio, dice que fue un homicidio, con la atenuante de trastorno mental y arrepentimiento, y pide la absolución del acusado o, en su defecto, una condena de cinco años.

El juicio continuará mañana, martes 27 de enero, con la declaración de los testigos.

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