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La joven de Boiro identifica al Chicle como su agresor y él niega los hechos

Santiago de Compostela, 10 abr (EFE).- La joven de Boiro (A Coruña), víctima de una tentativa de rapto que habría pretendido ejecutar José Enrique Abuín Gey, el Chicle, único sospechoso de la muerte de otra chica, Diana Quer, ha identificado este miércoles sin duda alguna a su agresor, pero él en el juicio ha negado los hechos.

En la primera sesión de esta vista oral, que ha causado una gran expectación mediática, el procesado ha comentado que el 25 de diciembre de 2017, en plena celebración de las navidades y en ese municipio costero con un gran ambiente nocturno, únicamente intentó robar a la supuesta víctima su teléfono móvil.

"Cuando me dirigí al coche andando, me encontré con esta chica de frente y como necesitaba dinero le pedí el móvil, solo eso; no me quiso dar el móvil, forcejeamos y no recuerdo nada más", ha señalado en la jornada de apertura -son tres las previstas- de una causa a dirimir que acoge la sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, con sede en Santiago.

El expuesto ha sido el argumento empleado por este hombre en su declaración, que ha comenzado casi una hora después de la fijada para el arranque, que eran las nueve y media de la mañana.

A preguntas del Ministerio Fiscal, Abuín Gey ha rechazado que intentase meter a la víctima en su coche, puesto que, según su versión, aquel día 25 de diciembre en el que salió de casa para robar gasóleo -al igual que la jornada en la que supuestamente asesinó a la joven Diana Quer- ni siquiera llegó a abrir el maletero del vehículo que "estaba a cinco metros del coche, igual más".

Asimismo, ha sostenido el Chicle que no pudo intentar introducirla en el mismo puesto que, ha añadido, "yo el brazo derecho casi no lo levanto por encima del hombro, estoy operado desde hace años, tengo una movilidad algo reducida" por lo que, ha declarado, lo único que recuerda es haber intentado agarrarle el móvil "con la mano izquierda".

El abogado de Abuín Gey centró su breve interrogatorio en un único aspecto, el tamaño del maletero de su vehículo -un Alfa Romeo gris propiedad de su pareja-, en el que, según ha relatado el acusado, "no sería fácil meter a una persona", ya que "se golpearía contra el portón", si bien en todo momento ha sostenido que no intentó introducir en él a la denunciante.

"El maletero no abre completamente, por arriba no abre y el botón de dentro no funciona", ha añadido el Chicle, quien ha confirmado que el otro vehículo del que disponían su pareja y él, un Audi, "es mucho más amplio, tiene un hueco de casi un metro en el maletero".

En este sentido, el acusado ha precisado que, a pesar de tener más espacio en el otro vehículo, llevaba el Alfa Romeo porque "ya lo había utilizado en otras ocasiones para sustraer gasóleo y no quería dejar olor en el Audi".

Durante el interrogatorio, el Chicle ha asegurado que se encontraba en el lugar de los hechos porque había visto un vehículo que le interesaba y había intentado sustraerlo con una palanca que introdujo en la compuerta del copiloto, si bien no le fue posible completar la acción y volvió a su coche, momento en el que se encontró con la denunciante.

Fue entonces cuando, según su versión, se acercó a ella para intentar quitarle el móvil, ya que "necesitaba dinero" y, a pesar de que la chica le habría ofrecido veinte euros, él siguió forcejeando para arrebatarle el móvil porque "vale mucho más".

Abuín Gey ha sostenido que, después del forcejeo, dejó marchar "tranquilamente" a la denunciante, de modo que ella se fue y él se dirigió a su vehículo; y, a su vez, el acusado negó haber visto a las dos personas que se habrían acercado al lugar de los hechos según la denunciante y el Ministerio Fiscal.

"Yo en ningún momento vi a ninguna persona, me enteré de que habían llegado dos chicos por la prensa", ha relatado el Chicle, quien ha afirmado que "la chica se dio la vuelta, la dejé marchar".

El acusado no se ha reconocido en el audio de WhatsApp de la víctima en el que se escucha cómo una persona la aborda y le exige su teléfono móvil en tono amenazante, ante lo que ésta le ofrece dinero y le pide por favor que la deje marchar.

El Chicle ha explicado que en aquel momento portaba la palanca -no un cuchillo, como había asegurado la denunciante- que había utilizado para intentar sustraer el vehículo que le interesaba unos instantes antes; esta palanca fue el único objeto que le entregó a la Guardia Civil durante el registro de su domicilio.

El Chicle está acusado de un delito de detención ilegal o, alternativamente, uno consumado de coacciones, así como de un intento de agresión sexual, robo con violencia e intimidación en grado de tentativa, un delito de amenazas y otro de lesiones.

La Fiscalía solicita una condena de 15 años y diez meses de cárcel y el abono de una indemnización de 15.750 euros.

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