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El jefe del Supremo argentino asume que la Justicia sufre una "crisis de legitimidad"

Buenos Aires, 19 mar (EFE).- El presidente del Supremo argentino, Carlos Rosenkrantz, reconoció este martes que la Justicia del país sufre una "crisis de legitimidad" que atribuyó a la "desconfianza" de los ciudadanos en los jueces, por lo que pidió demostrar que estos no se rigen por intereses personales o políticos.

"Toda crisis de legitimidad es en parte una crisis de confianza. Los argentinos están perdiendo la confianza en el Poder Judicial. Hay dudas de que nos comportemos como verdaderos jueces de una democracia republicana", expresó la más alta autoridad de la Corte Suprema de Justicia en el discurso de apertura del año judicial.

En su opinión, estos problemas no son insuperables y hay forma de revertirlos.

"Tenemos que entender que pertenecer al Poder Judicial no es un privilegio. Ser jueces o funcionarios del Poder Judicial no nos confiere derechos, sino que por el contrario nos imponen deberes y responsabilidades", remarcó Rosenkrantz en el edificio del Supremo, en Buenos Aires, ante multitud de representantes estatales.

"Estamos para servir a la ciudadanía con una particular prestación: el derecho", aseveró, convencido de que a esa "crisis de legitimidad" no se ha llegado "de un día para otro", sino por la "combinación de factores gestados de modo gradual a lo largo de mucho tiempo".

En este sentido, reconoció que "existe la sospecha" de que los jueces sirven a intereses diferentes al derecho, y hay que demostrar "que no es el caso".

"Los jueces debemos mostrar que somos refractarios a todo interés personal, ideológico, político y de cualquier naturaleza que no sea el interés de realizar el imperio del derecho", sentenció, y asumió que para demostrarlo "hace falta mucha constancia".

"Es imposible recuperar la confianza ciudadana con logros aislados y la constancia es algo que nos cuesta a los argentinos. Suena crudo pero es así", añadió, convencido de que "cualquier claudicación será vista como una confirmación de que en los jueces no se puede confiar".

El presidente de la Corte, que llegó al cargo en septiembre pasado, subrayó que mostrar que solo se decide "en base a la constitución y las leyes" requiere que todos los jueces sean "coherentes todo el tiempo" en sus decisiones.

"Y para ser todos coherentes todo el tiempo debemos pagar un precio alto. Pues debemos estar dispuestos a vivir con la falta de popularidad que algunas de nuestras decisiones puedan engendrar", enfatizó.

"Por suerte, la confianza en el Poder Judicial solo se ha perdido parcialmente y recuperarla es posible. Exige paciencia y trabajo sostenido. Hay que prescindir de estridencias y personalismos, pero se logra", matizó.

En su discurso, Rosenkrantz repasó algunos de los avances que consideró se han producido en sus primeros meses de gestión, en el marco de "una política del gobierno abierto".

Entre ellos, la creación de una agenda de "causas trascendentes", es decir, la decisión sobre qué expedientes serán tratados con prioridad, que ahora "es pública".

Estas palabras se dan en medio del fuerte cuestionamiento que parte de la sociedad hace respecto a la Justicia, al considerar que se trata de un país con alta impunidad, principalmente en lo que respecta a los delitos de violencia.

Además, desde la oposición kirchnerista se insiste en que el Gobierno mueve los hilos en la Justicia federal para impulsar causas contra la expresidenta Cristina Fernández (2007-2015) u otros ex altos cargos de su gestión.

No obstante, la semana pasada el juez federal Alejo Ramos Padilla, que investiga presuntas extorsiones realizadas por el fiscal encargado de una de las principales causas de corrupción que afectan al kirchnerismo, aseguró que existe "una red de espionaje político y judicial de magnitud".

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