
Barcelona, 28 jun (EFE).- Trece emblemáticos personajes vinculados a la Modelo, desde los presos Ferrer i Guàrdia o Puig Antich hasta el "Vaquilla", recrean 113 años de represión política, motines y tormentos cotidianos en la exposición que en los próximos meses albergarán los muros de la histórica prisión barcelonesa.
Desde su cierre, el pasado 8 de junio, más de 25.000 personas se han inscrito para visitar la exposición que entre los próximos 3 de julio y 26 de noviembre permitirá a los ciudadanos conocer el último suspiro de la centenaria cárcel, una muestra cuyos preparativos ha visitado hoy junto a la prensa el conseller de Justicia, Carles Mundó.
Antes de que Barcelona decida la suerte de los restos de la cárcel, estructurada en torno a un panóptico inspirado en la arquitectura carcelaria del siglo XVIII que garantizaba la vigilancia permanente de los presos, la histórica prisión mostrará sus entrañas y la huella dejada por sus reclusos, en un testimonio mudo de los cambios sociales y políticos del último siglo.
Los visitantes podrán conocer la historia de la cárcel, cuyo cierre ha sido anunciado y aplazado durante décadas hasta que el pasado 8 de junio la abandonó el último preso, poniéndose en la piel de 13 personas o colectivos que han estado relacionados con el centro penitenciario desde su inauguración, en 1904.
Para ello, las celdas de la quinta galería de la prisión -la que últimamente albergaba a los reclusos más peligrosos y, por ello, la mas proclive a los motines- se han ambientado para recrear los momentos históricos en que dieron con sus huesos en la Modelo anarquistas, independentistas, activistas antifranquistas y todo tipo de delincuentes comunes, en ocasiones testimonio de un sistema penitenciario que fracasó en sus propósitos de reinserción.
Entre esas 13 estancias decoradas, se ha conservado desnuda -con sus dos literas, sus dos taburetes fijos al suelo, su mesa y su ducha- la mítica celda 443, en la que pasó una agónica noche el militante anarquista Salvador Puig Antich antes de su ejecución, la última a garrote vil del franquismo.
El pedagogo fundador de la Escuela Moderna Francesc Ferrer i Guàrdia, juzgado en la Modelo como autor intelectual de la Semana Trágica y después fusilado en Montjuïc, el propio expresidente de la Generalitat Lluís Companys -asesinado por el franquismo- y el dirigente de la CNT Salvador Seguí centran otros de los cubículos ambientados.
En la quinta galería no falta una celda dedicada a Helios Gómez, el pintor y poeta vanguardista que en 1950 pintó sobre los muros de la Modelo su célebre "Capilla gitana", blasonada con una virgen de la Mercè con rasgos gitanos, así como al "Vaquilla", preso desde los 13 años y que en sus idas y venidas a la cárcel alentó varios motines mientras el cine lo erigía en padre de la mitología "quinqui".
La heroína y el sida, que en la década de los 80 cundieron en todos los centros penitenciarios, está presente en la muestra a través de un recorrido por la cuarta galería, que pretende revivir la angustia cotidiana de los presos a través de su vida cotidiana y, como no podía ser de otra forma, conserva un pequeño dispensario junto al recinto de vigilancia con el rótulo "Metadona".
Las duchas, los catres y las mesas de hierro, las ventanillas monacales, los retretes, con su cisterna enrejada para evitar ser usada como escondrijo, y las recias puertas a doble cerrojo siguen intactos en la cuarta galería para inspirar al visitante la desolada sensación de estar entre rejas.
Por eso, a el acceso a la exposición se ha conservado el ritual de las tres cancelas que los presos debían atravesar para entrar en la cárcel y que se iban abriendo y cerrando, consecutivamente, con un golpe seco que helaba el espinazo.
Ya en el corazón de la prisión, los visitantes podrán acceder al panóptico, un recinto acristalado con forma poligonal desde el que se abren cada una de las galerías y que permite controlar el más mínimo movimiento de las celdas, en lo que el filósofo Michel Foucault vio el símbolo de la vigilancia permanente propio de las sociedades disciplinadas actuales.
Los cambios en el entorno de la Modelo, desde el descampado en que se levantó en 1905 hasta los actuales bloques de viviendas -ahora cotizadísimas-, pasando por sus alrededores fabriles de los años 30, también se recrean en el patio de la exposición, en un módulo que juega con fotografías y espejos en los que el visitante puede verse entre rejas.
Cierra la muestra la conmovedora visita al recinto de paquetería de la cárcel Modelo donde la mañana del 2 de marzo de 1974 murió a garrote vil, tras 20 minutos de agonía, un joven Salvador Puig Antich cuya ejecución pasó a la historia como una de las postreras dentelladas del franquismo.