Los sanitarios que atendieron a Maureen Ada Otuya cuando fue hallada todavía con vida en el gimnasio de Juan Carlos Aguilar, el 'falso monje shaolin', consideran que la víctima se defendió, por el estado en que se encontraban sus uñas, según ha recordado uno de los agentes que declaran a lo largo de la mañana de este lunes.
BILBAO, 20 (EUROPA PRESS)
Durante el juicio que se celebra en el Palacio de Justicia de Bilbao contra Aguilar, uno de los ertzainas participantes en el operativo que concluyó con el arresto del acusado el 2 de junio de 2013 en el gimnasio Zen 4, ha afirmado que, cuando llegaron al lugar, la joven de origen nigeriano no tenía pulso.
Fue preciso que los sanitarios desplazados al lugar la reanimaran para trasladarla al Hospital de Basurto en el que, sin embargo, falleció tres días más tarde.
Preguntado durante la vista oral por si las heridas que presentaba en el torso el acusado cuando fue detenido eran recientes, el agente de la Policía vasca ha respondido afirmativamente, y ha agregado que uno de los sanitarios le hizo notar: "Esta mujer se ha defendido. Mira cómo tiene las uñas".
Según ha recordado, cuando accedieron al gimnasio, tras recibir la denuncia de una vecina que alertó de que un hombre blanco había introducido en el interior a una mujer de raza negra, a la fuerza,hallaron a Juan Carlos Aguilar en un habitáculo de difícil acceso, "muy oscuro, con luces de emergencia muy tenues".
El 'falso monje shaolín' presentaba el torso desnudo y con arañazos, y las manos tan llenas de sangre que ésta le caía hacia los antebrazos. El ertzaina ha afirmado que el supuesto asesino se encontraba "en silencio" y aparentemente "tranquilo".
La mujer, que se encontraba también en el interior del gimnasio, presentaba la cara hinchada y ensangrentada, y las bridas ceñidas en torno al cuello, los pies y las muñecas. Su vestimenta se encontraba rasgada y su cuerpo semicubierto. En ese momento, no tenía pulso.
El juicio contra Juan Carlos Aguilar, el 'falso monje Shaolín', que se enfrenta a peticiones de entre 40 y 45 años de cárcel, comenzó el pasado viernes con su declaración en la que reconoció que golpeó y asesinó en 2013 a Yenny Rebollo y Maureen Ada Otuya de forma "súbita, imprevista e inesperada", sin darles oportunidad de defenderse. No obstante, ha rechazado que hubiera "ensañamiento".