
Ávila, 13 mar (EFE).- En torno a las cinco de esta madrugada el silencio se ha roto en Cebreros (Ávila) por el movimiento registrado en la calle Toledo, un inmueble en el que la Policía Nacional ha irrumpido para sacar de él a Abdul, un joven de unos 26 años, "educado", "que no daba problemas", detenido en el marco de una operación nacional contra una célula yihadista.
"Que no, que no, que Tatá no está metido en eso", se negaba a creer María Díaz, vecina de este matrimonio, quien ocupa la vivienda de la planta inferior en el inmueble asaltado esta noche por la Policía Nacional y que ha sido la encargada de acompañar a la mujer y los dos hijos pequeños -una niña de cuatro años y un niño más pequeño- de Abdul, al que todos llaman "Tatá".
María y su marido, Agustín Ricardo, han sido los primeros en verse sorprendidos por la entrada de los efectivos policiales, que "han tirado la puerta" del piso de arriba, en el que vivía "Tatá" desde hace, al menos, seis años.
En situación de desempleo, aunque había trabajado un tiempo para el Ayuntamiento de Cebreros junto al propio Agustín, la familia del detenido se caracterizaba por ser "muy amable", mientras que él era "muy educado, siempre te daba los buenos días", han señalado vecinos del joven.
Hasta siete coches y furgones de la Policía Nacional ha contado María en la zona, aunque a otro vecino, de una calle paralela, ayer le sorprendió ver un coche de la Policía Nacional al principio de la vía, junto a un supermercado, porque "aquí nunca se ven coches de la Policía".
En el domicilio de "Tatá", hoy con las persianas bajadas y cerrado, tras arreglar la puerta Agustín, tampoco se veía mucho movimiento ni que recibieran muchas visitas, salvo la de los padres de él, que viven también en Cebreros, ha señalado María, quien no ha dudado en afirmar: "En cuantito que vean el ordenador, que creo que se lo han llevado, van a ver que no tiene nada que ver con eso".
"Si ha visto algún vídeo o ha buscado información, no sé, pero de ahí a que se vaya a inmolar y vaya a explotar, que no, que no, que Tatá no", ha repetido María, quien estuvo haciendo con el detenido un curso de cocina en El Rondón, un restaurante-escuela de la localidad.
Los vecinos de Cebreros se han ido acercando durante la mañana hasta esta vivienda para comentar con otros lo ocurrido o enterarse de lo que pasaba, mientras otros, como el matrimonio formado por Laura y José, se dirigían a ver a la familia del joven detenido y se ha enterado de lo ocurrido según llegaba.
Laura ha defendido a Abdul, con quien fue al colegio "de chicos", pero no en esta localidad sino en Navas del Rey (Madrid), a 35 kilómetros, donde coincidieron en el CEIP Isabel la Católica.
Después, volvieron a encontrarse, ya en Cebreros, donde ella reside con su marido y sus cinco hijos, a los que Abdul no dudaba en ofrecer "pan, leche y comida" e incluso llegó a pagarles alguna vez el gas cuando ellos pedían ayuda, porque se encuentran en el paro y no reciben prestación alguna.
"Siempre he tenido el apoyo de él, más que de nadie en este pueblo", ha afirmado Laura, mientras su marido, José, ha subrayado que iban siempre "con respeto" y "educación", por lo que aún no se cree lo sucedido. "Es muy buena persona", ha repetido una y otra vez.Carmen T. Izquierdo
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