Ecoley

Muerte de joven en Cayo Largo alimenta dudas sobre el uso de pistolas Taser

Miami, 11 ene (EFEUSA).- La policía del Condado Miami-Dade continúa investigando la muerte del joven de 18 años Roberto Ornelas, quien esta semana murió tras un encuentro con la policía en su hogar de Cayo Largo, en el que fue reducido con una pistola Taser.

De acuerdo con Keysnews.com, Ornelas falleció el pasado martes en el Hospital de Homestead, uno de los centros médicos en donde fue atendido tras ser reducido con una pistola eléctrica en su propio domicilio en la madrugada del 1 de enero.

Un reporte de la Oficina del Alguacil del Condado Monroe señala que Guadalupe Ornelas, el padre del joven, llamó al teléfono de emergencias 911 tras notar que su hijo se comportaba de manera violenta y descontrolada.

Cuando la policía arribó al domicilio observaron que el estudiante del último año de secundaria, y que el pasado miércoles habría cumplido 19 años, se había encerrado en su habitación, "gritaba oraciones incoherentes" y arrojaba objetos a las paredes.

Si bien el parte médico preliminar no halló trazos de drogas en el cuerpo del joven, la policía no descarta que el estudiante estuviera bajo los efectos de "algún tipo de droga, posiblemente alucinógenos".

Según el parte del oficial Bryan Cross, uno de los que participó en la acción, al momento de su encuentro con la policía Roberto Ornelas "sudaba profusamente, sus ojos estaban desorbitados mirando un punto dijo y botaba espuma por la boca".

Tras un intento frustrado entre tres policías de reducir al joven, Cross señaló que no tuvo otra opción que dispararle con una pistola Taser en el torso, justo cuando "arremetía" contra él.

Ornelas fue esposado y atendido en frente de su domicilio por paramédicos, contra los cuales ofreció resistencia y debió ser sedado. El joven fue transportado al centro médico Mariners Hospital, y días después fue derivado al Hospital de la localidad de Homestead, donde finalmente falleció.

Sheila Konczewski, portavoz del centro Mariners Hospital, declinó comentar con la prensa las razones del traslado del estudiante, debido a que las autoridades policiales del condado Miami-Dade mantienen una investigación en curso.

Por su parte, según portavoces de la oficina del Alguacil del Condado Monroe, no se desarrollará una investigación interna sobre este caso, dado que los oficiales que participaron en el incidente "actuaron adecuadamente".

Guadalupe Ornelas afirma que si bien desearía "que esto nunca hubiera pasado" cree que en este caso "la policía hizo su trabajo" y no los culpa por usar una Taser contra su hijo, quien en abril pasado fue arrestado por las autoridades del condado Monroe por intento de vender narcóticos.

El uso de dispositivos eléctricos por parte de los efectivos policiales de Florida ha merecido en anteriores ocasiones una fuerte controversia, como la que suscitó el caso del joven colombiano Israel Hernández-Llach, muerto en agosto de 2013 tras recibir una descarga de una pistola eléctrica Taser por parte del policía de Miami Beach Jorge Mercado.

Al cabo de 17 meses del suceso, los padres de Hernández-Llach aún demandan una investigación por la muerte de su hijo, y ante la falta de una respuesta de la Fiscalía de Miami-Dade y de las autoridades federales el pasado mes de noviembre llevaron su caso hasta la ONU.

Israel Hernández-Llach, tenía 18 años cuando murió tras recibir un disparo de una pistola eléctrica, tras ser sorprendido por varios agentes pintando un grafiti en un local desocupado de Miami Beach.

Meena Jagannath, abogada de la familia Hernández, aseguró que "la autopsia dice claramente que la causa de la muerte fue una descarga eléctrica transmitida por un dispositivo eléctrico".

Poco después de la muerte de Hernández-Llach, en septiembre de 2013 el holandés Norman Oosterbroek, un guardaespaldas de personajes famosos y que entró desnudo al hogar de sus vecinos, falleció tras un altercado con la policía en el que debió ser reducido con un disparo de una pistola Taser.

Si bien las pistolas paralizantes, conocidas como Taser, tienen una historia controvertida desde que la policía comenzó a usarlas en la década de 1970, el sindicato de policía de Miami Beach defiende su uso y afirma que son armas "no letales".

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky