
Barcelona, 27 may (EFE).- La Audiencia de Barcelona considera que el "régimen de acuartelamiento y subordinación" en que ejercían las prostitutas del Riviera y del Saratoga convierte esos negocios en una "industria del sexo" y advierte de que con ese modelo de grandes clubes, España "puede convertirse en el burdel de Europa".
Así lo mantiene la sección novena de la Audiencia de Barcelona en la sentencia en la que ha condenado a mandos de la Policía Nacional y dueños de los macro-prostíbulos Riviera y Saratoga de Castelldefels, los mayores del área de Barcelona, por integrar una trama de corrupción policial que protegía a burdeles.
La sala ordena el cierre definitivo de ambos clubes, que estaban clausurados provisionalmente desde 2009 al destaparse el caso, y condena por un delito de favorecimiento de la prostitución a los dueños y encargados de los clubes, que considera constituían una auténtica "industria del sexo" en la que las mujeres eran tratadas como "carne de abastecimiento".
En el Riviera ejercían como media 150 mujeres, lo que le reportaba a los dueños del club 27.000 euros de beneficio diarios y 16,2 millones anuales, y en el Saratoga lo hacían de 40 a 60, con lo que el club ganaba al día 15.720 euros y 5,6 millones al año.
Para el tribunal, las mujeres vivían en un "régimen de acuartelamiento y subordinación", con un estricto control de sus horarios, sus movimientos y su salud sexual y reproductiva, con análisis médicos que se les practicaban en los propios clubes, y el local se lucraba con un porcentaje de lo obtenido con sus servicios sexuales.
La Audiencia cree que el régimen de explotación de las mujeres de Riviera y Saratoga deriva de su situación de vulnerabilidad, dado que procedían de países deprimidos económicamente, en ocasiones eran irregulares -"no ilegales como se les viene llamando, pues no consideramos ilegal a ningún ser humano", añade-, sin trabajo ni domicilio y con desconocimiento del idioma.
Todas esas circunstancias, "añadido a las condiciones en las que desarrollaban su vida cotidiana en la que ejercían la prostitución" suponen, para la sala, "la expresión más clara de la negación de la libertad sexual, esto es que cada persona decida por sí misma con quién, de qué forma y en qué condiciones permite y quiere donarse con otra persona para enriquecer su propia personalidad".
"El funcionamiento de estos macroprostíbulos se ha convertido en el modelo más sofisticado de explotación sexual ajena", añade el tribunal, que arremete contra los que intentan "dulcificar" esa situación como una actividad económica más.
"Todo ello se disfraza de actividad económica para la mujer, hasta tal punto de que lo que inicialmente se consideró servicio sexual se llama ahora actividad sexual (...), filtrando en el imaginario colectivo la idea de que se trata de una actividad cualquiera, e inocua, cuando en realidad están comprometidos derechos fundamentales como la dignidad, la intimidad o el derecho a la salud", proclama el tribunal.
Según la Audiencia, en el modelo de macroprostíbulos "se trata en definitiva de hacer rendir al máximo" a las mujeres, "lo que se consigue seleccionándolas, por su aspecto, juventud y nacionalidad, teniéndolas por tiempo limitado para evitarse problemas de convivencia entre ellas y ofrecer chicas nuevas a los clientes".
"Cuando hablamos de prostitución no estamos tratando de temas comerciales, estamos tratando de un tema que afecta a los derechos humanos, a la dignidad, a la integridad moral y a la intimidad", añade la sala, que alerta de que los porcentajes de mujeres irregulares encontradas en esos locales "están indicando que fácilmente España puede convertirse en el burdel de Europa (...)".
En esos clubes, sostiene la sala, las mujeres "son ofrecidas como mercancía que se vende desde el propio prostíbulo, en que los dueños de los locales son los que obtienen el beneficio, "cosificándolas".
"Nos parece hipócrita e insincero ignorar la procedencia de las mujeres de países pobres, arriesgando su expulsión para a continuación decir que eso no es una condición de vulnerabilidad, que son moralinas y que la pobreza se cura por sus caminos", sostiene la sala.