
Melilla, 28 ago (EFE).- La lucha contra la inmigración irregular y contra el narcotráfico son dos de las misiones más importantes que tiene actualmente encomendadas la Guardia Civil, una labor que se desarrolla desde tierra, mar y también desde el aire, gracias a su servicio aéreo.
El instituto armado cuenta para realizar esta labor de control a vista de pájaro con varios helicópteros y con dos aviones, uno de los cuales ha aterrizado hoy en el aeropuerto de Melilla.
El aparato, un CASA CN-235, con base en Torrejón de Ardoz, ha querido hacer escala en la ciudad, donde el problema de la inmigración es una tónica constante desde hace meses.
El capitán Marcos Ciudad Vicente, componente de la tripulación del avión, ha explicado a los periodistas que la principal misión de este tipo de medios con los que cuenta la Guardia Civil es el de realizar una vigilancia, especialmente en el medio marítimo, donde pueden cubrir un amplio radio de control.
A una altura de unos 20.000 pies y con una autonomía de más de ocho horas, el avión del instituto armado es capaz de detectar, gracias a los sensores con los que cuenta, desde grandes a pequeñas embarcaciones, e incluso a una persona que se encuentre en el mar tras un naufragio.
Cuenta con un gran alcance, en comparación con otros medios aéreos de los que dispone la Guardia Civil, así como una autonomía mayor que permite prolongar el tiempo de vuelo y, por tanto, de búsqueda o de vigilancia.
Además, los sistemas de detección y de localización permiten seguir a un objetivo que se haya encontrado y que sea de interés para el servicio que se está realizando.
La unidad aérea de la Guardia Civil opera en toda la costa española, pero también presta su colaboración en las labores que se le encomienda en el marco de la agencia europea Frontex en varios puntos de la UE, enfocadas a la lucha contra la inmigración irregular, fundamentalmente.
Según el capitán Marcos Ciudad Vicente, los helicópteros con los que cuenta la Guardia Civil son más eficaces en las zonas más cercanas a la costa, mientras que los aviones realizan una función mejor cuando es necesario cubrir unas distancias más grandes.
Esto permite, a su vez, una detección "temprana" de cualquier embarcación, bien con inmigrantes, con droga o incluso autores de un expolio, así como de cualquier lancha que sea víctima de un naufragio y que requiera algún tipo de ayuda humanitaria.
La tripulación que va en el avión varía en función del tipo de la misión que se realiza, aunque lo habitual es que vayan a bordo dos o tres pilotos, así como operadores de sistemas, encargados del radar y de los sensores, además de mecánicos que faciliten la asistencia en despliegues más prolongados.
Tras su estancia en Melilla, el avión regresará hoy a su base, eso sí, con la predisposición de volver a la ciudad autónoma en caso de que su presencia sea requerida para cualquier tipo de misión.
El delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani, ha visitado el avión y ha agradecido la presencia de la tripulación por su apoyo a la ciudad autónoma, sobre todo en el control migratorio.
El Barkani ha recordado que, desde el mes de mayo, se encuentra en la ciudad un helicóptero del instituto armado, que realiza salidas diarias como medio de control y disuasión de los inmigrantes.
"Cualquier ayuda para Melilla será bien recibida", ha dicho el delegado.
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