
Barcelona, 24 may (EFE).- El juez de Barcelona que ha imputado a 22 mossos d'esquadra, entre ellos el subinspector y el escopetero implicados en el "caso Quintana", pedirá informes sobre los riesgos de las pelotas de goma para los ciudadanos, a raíz de las lesiones sufridas por un joven que perdió el bazo durante la huelga del 29M.
Según han informado fuentes judiciales, el titular del juzgado de instrucción número 24 de Barcelona encargará la próxima semana una pericial sobre la peligrosidad de las pelotas de goma y que se le facilite el informe que ha elaborado el departamento de Interior sobre el uso de estos elementos de dispersión a raíz del caso de Esther Quintana, la mujer que perdió un ojo según su versión al recibir el impacto de una pelota de goma durante la huelga del 14N.
Ante el juez han comparecido hoy como imputados dos agentes que disparan proyectiles de precisión y ocho escopeteros de la unidad Dragó 40 de los Mossos d'Esquadra, entre ellos el que ya está imputado en la causa abierta por otro juez por el caso Quintana.
Los escopeteros han admitido que el 29M dispararon pelotas de goma siguiendo órdenes de sus superiores -el director de la Policía lo autorizó ante los disturbios que había en el centro de Barcelona-, aunque no se han reconocido en las imágenes grabadas en las que se les ve actuando ni han concretado ni dónde ni a qué hora dispararon, según las mismas fuentes.
Una vez que los 22 mossos imputados han comparecido ante el juez de instrucción -sólo ha faltado un escopetero que hoy no ha podido acudir porque está de baja-, lo más probable es que durante la próxima semana se levante la imputación sobre varios de ellos y que sólo se mantenga sobre los implicados que actuaron más cerca de la zona en la que el joven sufrió la lesión en el bazo, según las mismas fuentes.
Cuando el juez haya delimitado las imputaciones, procederá a encargar las periciales, entre ellas una sobre las lesiones que obligaron a extirpar el bazo al joven, que cruzaba el centro de la ciudad al término de la manifestación por la huelga general del 29 de marzo del pasado año en Barcelona, que se saldó con graves disturbios.
La intención del juez, según las mismas fuentes, es encargar también una pericial para analizar en profundidad los riesgos que entraña para los ciudadanos el uso de pelotas de goma, que desde hace años varias entidades quieren prohibir debido a las lesiones que provoca el impacto de estos proyectiles.
Según el protocolo, para poder disparar pelotas de goma se requiere la autorización del director de la policía y, una vez obtenido, los escopeteros tienen que disparar contra el suelo, por lo que el proyectil rebota y tiene un recorrido incierto.
Se da el caso de que precisamente la próxima semana, el miércoles 29 de mayo, el conseller de Interior, Ramon Espadaler, inaugurará la ronda de comparecencias de la comisión del Parlament que estudia el uso de las pelotas de goma por parte de los antidisturbios de los Mossos, a raíz de la polémica por el caso de Esther Quintana.
Los antidisturbios de los Mossos d'Esquadra cuentan con 495 agentes, divididos en siete unidades, entre ellas la número 4, conocida como "Dragó 40", que es la que se ha visto salpicada tanto por el caso de Esther Quintana como por el del joven que perdió el bazo el 29M.
Cada unidad cuenta con entre 7 y 11 furgonetas, según el dispositivo, que están integradas por seis o siete agentes cada una: un conductor, un cabo, un escopetero, un lanzador de proyectiles de precisión y tres agentes de protección.
Según han informado fuentes judiciales, durante los incidentes en el centro de Barcelona del 29M, la "Dragó 40" se dividió en dos equipos, uno integrado por cinco furgonetas y otro por cuatro, por lo que lo más probable ahora es que las imputaciones se limiten al grupo que actuó más cerca del joven afectado.
Entre los vídeos que se han reproducido hoy a los escopeteros -ayer declararon los mandos de la unidad-, se puede ver a algunos de ellos disparando, aunque no se aprecia si son proyectiles o salvas (que sólo emiten sonido), y también haciendo el gesto de cargar, aunque ello no presupone que cargaran porque los mecanismos de progresividad policial prevén que los escopeteros puedan simular que cargan para dispersar sin disparar proyectil.
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