
San Fernando de Henares (Madrid), 17 ene (EFE).- Aitor Esnaola Dorronsoro, que ha sido juzgado hoy en la Audiencia Nacional como presunto miembro del comando etarra "Erreka", ha señalado que sin su ayuda la Guardia Civil jamás hubiera localizado los zulos, en los que encontró abundante material explosivo.
Esnaola ha declarado ante la sala de la sección primera de la Audiencia, repleta de amigos y familiares, que fue él quien reveló a los agentes del instituto armado la localización de los zulos.
Poco antes del comienzo de su declaración, se ha escuchado entre el público: "Aupa Aitor", a lo que la juez ha respondido con una advertencia: "No, por favor, no quiero oír ni un grito más, sino expulsaré a todo el mundo".
El presunto etarra, que se enfrenta a una pena de casi 20 años de prisión, se ha negado a responder a las preguntas del ministerio fiscal y tan sólo se ha limitado a contestar aquellas formuladas por su defensa.
Junto a él se ha sentado en el banquillo de la Audiencia Lander Etxeberria San Sebastián, acusado de colaborar con ETA actuando de correo entre este grupo y la cúpula de la banda, y quien supuestamente entregó una carta a Esnaola para mantener una reunión con miembros de la banda en Francia.
Sin embargo, Esnaola ha negado conocer a Etxeberria y ha manifestado que mencionó su nombre en las declaraciones posteriores a su detención "como consecuencia de las torturas policiales".
"La Guardia Civil sabe de sobra que Lander no tiene nada que ver en esto" ha explicado Esnaola, procesado por pertenecer al comando etarra "Erreka", un proyecto estratégico de la organización terrorista para almacenar y distribuir explosivos a los grupo operativos de la banda desmantelados en 2011.
Al igual que el otro acusado, Etxeberria ha indicado que no supo quien era Esnaola hasta que se encontraron en la cárcel madrileña de Soto del Real, donde coincidieron unos días tras su detención.
"No tengo nada que ver con ETA desde que salí de la cárcel en 2004 y no sé nada de esa carta", ha precisado Etxebarría, que ha denunciado en su declaración que recibió torturas y malos tratos en interrogatorios policiales.
En la vista ha testificado el instructor del instituto armado encargado de las declaraciones de los acusados, quien no obstante ha explicado que no se cometieron irregularidades en los interrogatorios, y que estos se realizaron siempre en presencia de sus respectivos abogados.
Además, ha precisado que el descubrimiento de los zulos se hizo a partir de pruebas materiales que disponían con anterioridad a la detención de Esnaloa y que evidenciaban la localización de los mismos.
El juicio contra Esnaola ha quedado visto para sentencia y el fiscal ha mantenido las penas por delito de integración en organización terrorista (9 años), tenencia de armas (dos años y medio) y depósito de explosivos (8 años), mientras que para Etxeberría ha elevado a definitiva su petición de siete años y medio de prisión.
Por su parte, el letrado de la defensa ha señalado que Esnaola perteneció a ETA desde 2008 a 2011, con la única actividad de un depósito de explosivos, por lo que ha pedido al tribunal que rebaje la pena de su defendido; mientras que la abogada de Etxeberría ha solicitado la libre absolución de su representado.
Según el relato del fiscal, Lander Etxeberria entregó a Esnaola Dorronsoro en el verano de 2010 un sobre con una nota de ETA en la que la organización terrorista le citaba en la localidad francesa de Gan.
Así, el 18 de septiembre de ese año Esnaola Dorronsoro salió de su caserío de Legorreta (Guipúzcoa) para dirigirse a esa localidad gala, donde se encontró con dos personas que más tarde fueron identificados como los miembros de ETA José Ignacio Reta de Frutos y Javier Goyeneche Iragorri.
Ante estos hechos, el presunto etarra fue detenido el 12 de abril de 2011 en Legorreta, donde se registró el caserío Olalde, la vivienda habitual de Esnaola, y dos días después un edificio anexo en el que se localizó un zulo.
Ese mismo día la Guardia Civil inspeccionó también el caserío Aldaola -ubicado en la vecina localidad de Bidegoian-, un zulo en Zegama (Guipúzcoa) y otros dos más en los municipios navarros de Lecumberri y Azpiroz.
En total se decomisaron 1.369 kilos de nitrato amónico, 43,1 de polvo de aluminio, 22,1 kilos de pentrita, 60 gramos de explosivo detonante Diazodinitrofenol (DDNP), 100 litros de combustible líquido y 98 detonadores eléctricos, la mayor cantidad de material explosivo incautado a ETA en España, según señaló la Guardia Civil en esa fecha.