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El líder de la banda latina "Blood" niega que ordenara matar a un miembro por abandonar el grupo

Barcelona, 19 nov (EFE).- El presunto líder de la banda latina "Blood" en Barcelona, William Samuel C., ha negado hoy que encargara a dos menores el asesinato de un exmiembro del grupo como represalia por haberlo abandonado, como dice la Fiscalía, y ha defendido que él mismo se había apartado de la pandilla meses antes del crimen.

Un jurado popular juzga desde hoy en la Audiencia de Barcelona al supuesto líder de los "Bloods", que afronta una condena de veinte años de prisión como presunto inductor del asesinato de un exmiembro de la banda perpetrado en septiembre de 2009 por dos menores en el parque de la Marquesa de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona).

Junto a William Samuel C., que supuestamente encargó el asesinato y facilitó la pistola con la que se cometió, el tribunal popular juzga al que fuera uno de sus lugartenientes, Christian Miguel A., que afronta año y medio de cárcel por un delito de encubrimiento, al no haber avisado a las autoridades del crimen que su jefe había planeado pese a saber que se iba a perpetrar.

Por el asesinato del antiguo integrante de los "Blood" fueron condenados a cuatro años de internamiento y a un quinto de libertad vigilada los dos menores que lo perpetraron, en una sentencia de conformidad en la que los procesados asumieron el relato de hechos de la Fiscalía.

En su declaración de hoy frente al jurado popular que lo juzga, el presunto inductor ha negado que encargara el asesinato, ya que según su versión había abandonado los "Blood" meses antes del crimen por el nacimiento de su primer hijo, y ha afirmado que sólo conoce a los autores materiales "de vista", sin haber tratado ni conversado nunca con ellos.

La Fiscalía, que basa su acusación en conversaciones telefónicas que el supuesto inductor mantuvo con miembros de la banda y con la víctima, sostiene que el líder de los "Blood" ordenó la ejecución del antiguo miembro de la pandilla porque éste la había abandonado, lo que prohíben los códigos internos del grupo, harto de la extorsión económica de que era víctima y de la violencia de la banda.

El procesado, según las acusaciones, encargó el crimen al menor Brian Alejandro Q., de 15 años, como prueba para demostrar su valía como miembro de la banda juvenil y, además de planear la ejecución del asesinato entregó a éste y a otro menor miembro de los Black Panters el revólver que debían emplear en el atentado.

En el juicio, los dos procesados han negado el talante violento que las acusaciones atribuyen a los "Blood", así como su carácter organizado y jerarquizado, y han defendido que se trataba de un mero grupo de jóvenes que se reunían para pasar los ratos libres y "hacer deporte".

Así, han desmentido que la banda exigiera "juramentos de sangre", extorsionara a sus miembros reclamándoles cuotas económicas e impusiera pruebas de valor a los que querían entrar, así como castigos, que incluían la muerte, a los integrantes que trataran de abandonarla.

El supuesto encubridor del crimen ha negado incluso que William Samuel C.A. fuera el líder de la banda, pese a que en una conversación telefónica intervenida el presunto inductor del crimen se erige en "comandante" de los "Blood" no sólo en Barcelona sino también en otras zonas de España, como Galicia, Murcia, Madrid y el País Vasco.

El silencio en torno a las actividades de los "Blood" se ha mantenido con la declaración del primer testigo, un amigo de la víctima, que ha declarado que desconocía que éste fuera miembro de la banda juvenil y fuera represaliado por querer abandonarla.

La familia del joven fallecido ejerce la acusación particular en en el juicio, en el que solicita para el supuesto inductor del crimen una condena de 22 años de prisión por los delitos de asesinato y tenencia ilícita de armas y una indemnización de más de 200.000 euros.

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