
Madrid, 23 sep (EFE).- El 85 por ciento de las mujeres que están en prisión, alrededor de 5.800 reclusas, consumen drogas o lo han hecho alguna vez en su vida, lo que añade una mayor vulnerabilidad a su situación y al estigma que supone estar en la cárcel.
Así lo considera la Fundación Atenea, dedicada a la atención de personas con problemas de adicción, con motivo de la celebración mañana del Día de la Merced, patrona de Instituciones Penitenciarias.
Según informa la fundación en un comunicado, las mujeres que consumen drogas en prisión suelen hacerlo por la inquietud de no poder ejercer como madres o por el abandono de la familia, mientras que la situaciones de violencia machista son la principal causa de aquellas que comenzaron a ingerir sustancias estupefacientes antes de entrar en la cárcel.
El cannabis y los hipnosedantes (inductores del sueño y reductores de la ansiedad) son las drogas más consumidas en prisión por ambos sexos.
La mayoría de las internas cumplen penas de prisión por delitos relacionados con el tráfico de drogas y robos menores que, según Atenea, son cometidos por mantener a su familia, por subsanar las deudas contraídas por su pareja o por acompañar a esta en la comisión de un delito.
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