
Ferrol, 19 jul (EFE).- Miembros de la tripulación de la fragata 'Extremadura' han cuestionado hoy que el oficial jefe de la sala de máquinas la noche del siniestro, Pablo Varela, acusado de negligencia por la muerte de dos marineros, mantuviese encendida la caldera que explosionó cuando le advirtieron de los altísimos niveles de contaminación por cloro, según han explicado a EFE fuentes del caso.
Marineros del buque han cuestionado hoy ante el juez la actuación de Pablo Varela Sánchez, el que fuera su jefe a bordo de la Extremadura la madrugada del 19 de diciembre del 2005, y que es el único acusado por un posible delito contra la eficacia del servicio por el que la fiscalía y la acusación particular piden penas de uno a tres años de cárcel y suspensión de empleo.
En la cuarta sesión del juicio oral por el accidente que desde el lunes 16 se celebra en el juzgado militar territorial número cuatro de A Coruña para depurar responsabilidades por la muerte de Erik Noval y Francisco Pérez Castrillón, hoy han prestado declaración varios miembros de la tripulación de este buque que permanecía atracado en el Arsenal Militar de Ferrol la noche de la explosión.
La sesión arrancó a las 9 de la mañana y concluyó a las 14:00 horas. En la jornada de hoy estaban citadas 11 personas: tres cabos primera, dos cabos segunda, tres brigadas, un subteniente y un capitán de corbeta.
Sólo nueve de los 11 han prestado declaración, entre ellos el cabo José Enrique Dopico, quien ha manifestado que en otras ocasiones las calderas se habían apagado por seguridad para localizar el foco de contaminación.
Otro miembro de la tropa, Iván Romero, responsable del laboratorio de la "Extremadura", ha asegurado que la noche del siniestro realizó una decena de analíticas para tratar de averiguar cuál era la causa de los niveles de cloro que tenía la caldera y que contaminaban el agua.
La fragata zarpaba de maniobras el día 19 y los mandos ordenaron arrancar la maquinaria la noche anterior. El cabo primero Jorge Miguel Gago, mecánico de guardia, advirtió a sus superiores en "varias ocasiones, primero de buenas maneras y después con malos modos", según ha explicado él mismo por teléfono en declaraciones a Efe, de los "históricos" niveles de contaminación por cloro en la caldera de popa (1B).
Apunta que "lo ningunearon" y no se atendieron sus recomendaciones de apagar la caldera e incomunicar la sala.
El acusado, Pablo Varela, pasó la noche en su domicilio y ordenó por teléfono continuar con el encendido del buque, según el relato de los hechos. La explosión se registró a las 2:20 de la madrugada por el reventón de una tubería muy gastada y alcanzó a Erik y Francisco, de 20 y 28 años, los dos militares de guardia.
En este juicio oral, que se abrió por orden del Tribunal Supremo en 2010 después de que la Fiscalía y la familia de los marineros fallecidos recurrieran el archivo de la causa dictado por un tribunal togado militar en 2009, figuraban como testigos altos mandos de la Armada, entre ellos el exalmirante jefe del Estado Mayor, Sebastián Zaragoza.
En su declaración, Zaragoza, al igual que otros mandos, han respaldado la actuación del oficial acusado y han destacado que el buque navegaba con seguridad y que el accidente fue fortuito y se debió, muy posiblemente, al desgaste de los materiales.
Según el cabo Gago, el buque no estaba "al 100%", tenía tres décadas de antigüedad y se le habían denegado obras de mantenimiento por cuestiones presupuestarias.
Isabel Gómez, la madre de Erik Noval, ha manifestado a Efe que "simplemente quiere justicia". "Que admitan lo que pasó y que reconozcan que el barco no estaba en condiciones", ha insistido.
La acusación particular reclama una indemnización por daños morales por la pérdida de dos vidas y plantea que sea el Estado quien la asuma de forma subsidiaria.
El juicio quedará visto para sentencia mañana viernes cuando el juez escuche las conclusiones de las partes.