
San Fernando de Henares, 10 jul (EFE).- La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha pedido hoy que se imponga una pena de 23 años de cárcel para la exdirigente de ETA Ainhoa García Montero, alias "Laia", última etarra que faltaba por enjuiciar por el envío de un libro-bomba en 2001 al periodista Gorka Landaburu.
Así lo ha solicitado ante la sección segunda de este tribunal, el fiscal Luis Barroso, que ha elevado a definitiva su petición de pena para García Montero, a quien acusa de un delito de asesinato terrorista en grado de tentativa y otro de tenencia y transporte de aparatos explosivos con fines terroristas.
Para Barroso, el testimonio del propio Landaburu, la intervención en Francia de una carta manuscrita o "autocrítica" de otro de los miembros del "comando Buruntza", Oskarbi Jauregui, y el hallazgo de huellas de la procesada en el piso alquilado del comando son pruebas de cargo suficientes para enervar su presunción de inocencia.
También el fiscal considera que ha quedado acreditado que "Laia", Jauregui y Patxi Xabier Makazaga formaban parte del "comando Buruntza" de ETA, desarticulado el 22 de agosto de 2001 en una operación de la Ertzaintza en Guipúzcoa.
Los etarras colocaron el artefacto en el interior de un cuadernillo de anillas de espiral, que previamente habían vaciado y en el que introdujeron una carga explosiva de entre 50 y 100 gramos de "Titadyn", y lo introdujeron en un sobre de papel blanco con franqueo de la empresa "Norte Mail, S.L".
Durante la vista oral, el periodista se ha referido en los mismos términos que ya utilizó en el anterior juicio celebrado el pasado febrero, y ha insistido en que a él le habían cortado las manos, le habían dejado ciego del ojo izquierdo, cicatrices por todo el cuerpo, pero -ha dicho- "no me han cortado la lengua".
Landaburu ha relatado cómo el libro-bomba le sorprendió la mañana del 15 de mayo de 2001 mientras estaba en su despacho, y a consecuencia de la explosión sufrió la amputación total del dedo pulgar y parcial del índice de la mano derecha, además de daños en los dedos de la mano izquierda, heridas en la cara y el abdomen y traumatismo ocular, por los que necesitó hasta cinco intervenciones quirúrgicas.
Por su parte, García Montero se ha acogido a su derecho a no declarar, aunque sí lo ha hecho como testigo Jauregui, condenada a 23 años por estos hechos, la misma pena impuesta a Makazaga.
A preguntas del Ministerio Público, Jauregui ha asegurado "no tener ni idea" de lo que se enjuiciaba hoy, aunque posteriormente ha confirmado su declaración policial inculpatoria, y tras finalizar su testimonio se ha despedido de "Laia" con un abrazo, motivo por el que el presidente del tribunal les ha llamado al orden.