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El acusado de violar a siete prostitutas dice que merece ser castigado

Madrid, 14 jun (EFE).- El acusado de violar entre 2008 y 2009 a siete mujeres que ejercían la prostitución en la Casa de Campo, Lucien E., ha dicho hoy, en el turno de última palabra del juicio seguido contra él en la Audiencia Provincial de Madrid, que merece ser castigado para "conformar" a sus víctimas.

"Tengo que ser castigado y merezco una sentencia que pueda conformar a las víctimas y a la Justicia", ha dicho Lucien, para quien la Fiscalía ha mantenido la solicitud de una pena de 155 años de prisión por diez delitos de agresión sexual, seis delitos de robo con violencia, un delito de lesiones y cuatro faltas de lesiones.

Durante su alocución ante el tribunal, el procesado ha pedido perdón a las víctimas "de todo corazón", se ha mostrado arrepentido de todo el daño físico, moral y psicológico que les causó y ha prometido que "jamás volverá a suceder".

Durante más de una hora, Lucien, nacido en Camerún, ha relatado los problemas que vivió durante su infancia en su país de origen, en un entorno marcado por "la muerte, los robos y las violaciones", así como las dificultades que tuvo que afrontar en la edad adulta.

"No me puedo suicidar porque tengo que proteger a mi familia", ha manifestado el procesado, antes de asegurar: "No soy ninguna máquina de matar".

La Fiscalía ha pedido una sentencia condenatoria al considerar que "hay pruebas más que suficientes" que avalan las declaraciones de las víctimas y del propio acusado, reconociendo los hechos que se le imputan.

La letrada de tres de las víctimas se ha unido a la petición del Ministerio Público, mientras que la abogada del acusado se ha adherido al escrito de la Fiscalía, pero ha solicitado la pena mínima.

El procesado, Lucien E., actuaba con la ayuda de otro hombre, Pius M., que no podrá ser juzgado porque falleció en 2010.

Según el escrito del fiscal, las agresiones sucedieron entre el 11 de octubre de 2008 y el 7 de febrero de 2009, cuando Lucien y Pius se acercaron "con ánimo libidinoso" y en diferentes días hasta a siete mujeres que se encontraban en distintos puntos de la Casa de Campo.

Además de agredir Lucien sexualmente a cada joven mientras el otro agarraba a la víctima y después intercambiarse los papeles, las golpearon y robaron sus pertenencias -teléfonos móviles, abonos transportes y joyas- y el dinero que portaban.

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