El etarra Macazaga dice que fue él y no 'Susper' quien ordenó atentar contra empresas constructoras en 2000

El miembro de la banda terrorista ETA Francisco Javier Macazaga ha asegurado este miércoles que fue él y no los dirigentes de la banda Ibón Fernández Iradi, 'Susper', y Ainhoa García Montero, 'Laia', quien ordenó en agosto de 2000 atentar contra las empresas constructoras Decoexa S.L. y Olloquiegui S.A.

MADRID, 23 (EUROPA PRESS)

La fiscal Blanca Rodríguez, que pide 8 años de prisión para cada uno de ellos por la comisión de un delito de colocación de artefacto explosivo, ha defendido por contra, en el juicio celebrado en la Audiencia Nacional, que fueron ambos quienes transmitieron a los miembros del 'comando Buruntza' Ibón Echezarreta y Luis María Carrasco, ya condenados por estos hechos, la orden de ETA de atentar contra las empresas el 24 de agosto de 2000.

La representante del Ministerio Público --que asegura que ambos fijaron el día y la hora de los atentados-- se basa en la existencia un documento de autocrítica o 'cantada' atribuido a Macazaga en la que éste admite la intervención en los atentados de 'Susper' y ' Laia'. También cuenta con unos papeles aparecidos en el piso de la localidad guipuzcoana de Zizurkil, donde se prepararon los explosivos, en los que se detectaron huellas de Ibón Fernández.

En la madrugada del día 24, Echezarreta y Carrasco, colocaron dos artefactos en sendos camiones pertenecientes a la empresa Olloquiegui que se encontraban aparcados y otros dos en vehículos de carga de Decoexa. Todas la bombas estallaron excepto una, provocando daños materiales por un importe superior a los 50.000 euros.

Ambos liberados, ya condenados por estos hechos, han prestado también declaración ante el tribunal de la Sección Primera presidido por el juez Fernando Grande-Marlaska. Ambos han defendido que no recuerdan la intervención de los dos acusados en estos atentados y han apuntado a Macazaga como su responsable.

Por su parte 'Susper' y 'Laia' se han negado a prestar declaración ante el tribunal. Ambos siguieron el juicio desde la sala, escoltados por policías, y se saludaron con un beso al reencontrarse en la Audiencia Nacional.