
Barcelona, 11 may (EFE).- La consellera de Justicia, Pilar Fernández Bozal, ha pedido hoy a las empresas catalanas que han deslocalizado su producción en países como China, el Magreb o el este de Europa que retornen parte de su producción dando trabajo a presos de las cárceles catalanas, para ayudar a su reinserción.
En rueda de prensa, Bozal ha hecho este llamamiento al empresariado catalán con el objetivo de que el Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE), empresa dependiente de Justicia, se convierta en una herramienta de relocalización que contribuya a que parte de la producción industrial vuelva o se quede en Cataluña.
La consellera ha explicado que en la actual situación de crisis económica cada vez es más difícil que los presos catalanes puedan entrar en programas laborales de reinserción, por lo que ha pedido a las empresas que han deslocalizado su producción en otros países buscando mano de obra barata que ahora den trabajo a presos de las cárceles catalanes.
Según Bozal, los talleres de reinserción de presos, dedicados sobre todos al ámbito de la confección, la imprenta, trabajos manuales como la carpintería o el lavado de ropa, podría servir de "puente" para que estas empresas que han deslocalizado parte de su producción fuera de Cataluña acaben regresando definitivamente al país.
En los últimos meses, cerca del 15 % de la producción textil industrial que empresas catalanas habían externalizado a países como Marruecos o China está iniciando un regreso a Cataluña, según datos facilitados por Justicia.
Ante esta situación, el CIRE pretende que parte de esta producción se derive a los talleres productivos instalados en las cárceles catalanas, como una alternativa para mejorar su competitividad.
A lo largo del pasado año, el CIRE ocupó en 70 talleres productivos penitenciarios a 3.738 presos, un 4,2 % menos que el año anterior, debido a la crisis económica, según ha detallado el director del Centro de Iniciativas para la Reinserción, Josep Maria Faura.
De hecho, de los más de 10.000 presos que hay en Cataluña, alrededor de 7.000 han mostrado su predisposición a trabajar, por lo que hay lista de espera, según Faura.
De los 3.738 presos que tuvieron trabajo el pasado año, 3.325 eran hombres y 246 mujeres, hecho que está directamente relacionado con el porcentaje de población reclusa, ya que sólo el 7 % de las internas son mujeres.
A preguntas de los periodistas, Bozal ha detallado que a los presos que trabajan en el marco del CIRE se les ofrece un contrato especial, habitualmente verbal, aunque estable, por unas cuatro horas de jornada laboral diaria, con un suelo de entre 250 y 300 euros.
Según Bozal, la mayoría de los presos que quieren trabajar son inmigrantes -ya que tienen más dificultad para tener recursos económicos propios-, aunque en ocasiones no están tan bien formados como los españoles.
Paralelamente, según ha anunciado Faura, el CIRE está abriendo nuevas vías para sortear la crisis económica, con contactos con empresas y cámaras de comercio de Francia, Alemania y otros países vecinos.
De hecho, en verano pasado ya se logró que una brigada integrada por cinco internos que estaban a punto de acabar su condena se desplazaran a la región alemana de Baden-Wúttemberg para trabajar como peones forestales.
Durante el pasado año, el CIRE ocupó a cerca de 200 presos en toda Cataluña en el ámbito de la prevención de incendios y actualmente tiene a grupos forestales trabajando en los distritos de Barcelona y en zonas boscosas del Garraf y los puertos de Tortosa-Beseit.