
San Salvador, 28 mar (EFE).- El presidente salvadoreño, Mauricio Funes, afirmó hoy que mantendrá el combate a las pandillas pese a la tregua pactada por esos grupos, con la mediación de la Iglesia, que de momento ha propiciado una "sensible" reducción de los asesinatos en el país.
La polémica tregua entre la Mara Salvatrucha 13 y la Mara 18 ha repercutido en una reducción de los asesinatos en las últimas semanas pero siguen "intactas" las estadísticas de extorsiones, venta de drogas al menudeo y otros delitos cometidos por los pandilleros, reconoció Funes, en su primera referencia pública sobre el tema.
En una rueda de prensa, en la que aclaró que su Gobierno no negoció la tregua con los pandilleros, Funes señaló que los homicidios en el país se han reducido "sensiblemente", de un promedio diario de 14 hasta entre cuatro o cinco.
De continuar esa tendencia, posiblemente la tasa de homicidios de El Salvador "ya no va a ser de 68 por 100.000" habitantes, como indican informes de la ONU, "sino menos", dijo el mandatario.
El pacto entre las pandillas es de "no agresión" entre ellas, pero incluiría además cesar "el asesinato de policías y militares", declaró Funes tras consultar el asunto con el ministro de Seguridad, David Munguía, también presente en la rueda de prensa.
A pesar de la tregua, el Gobierno mantiene sus "planes de combate" a esos grupos violentos, que incluyen la puesta en operaciones después de Semana Santa de una unidad antipandillas de la Policía Nacional Civil.
"No hemos cedido en nuestro esfuerzo por capturar y desmantelar" las pandillas, puntualizó Funes, que atribuyó la actual bajada de los homicidios no solo a la tregua sino también a las acciones de las fuerzas de seguridad.
En ese sentido, dio cuenta de que solo anoche fueron detenidos unos 50 pandilleros en distintas operaciones policiales, y que de los "más de 12.000 delincuentes" capturados este año, "un 90 %" son miembros de esos grupos delictivos.
Asimismo, el gobernante destacó que los pandilleros presos "seguirán purgando sus condenas", pues no se les ha ofrecido "trato preferencial".
El Gobierno de Funes fue señalado de haber negociado directamente con los jefes encarcelados de las dos principales pandillas a raíz del traslado de esos reos a cárceles de menos seguridad, el pasado día 9, supuestamente a cambio de pacificar las calles.
La tregua, resaltó el mandatario, es producto de un "trabajo valiente de la iglesia católica bajo la responsabilidad" del obispo castrense, Fabio Colindres.
Explicó que el Ejecutivo solo "facilitó" las gestiones de Colindres, primero al autorizarlo para "entrar al recinto" donde estaban presos los jefes pandilleros, y luego para trasladarlos a otros presidios y dieran a sus grupos "la orden" de parar los asesinatos.
Funes precisó que, con autorización del Ministerio de Seguridad y jueces, el Gobierno facilitó los autobuses para trasladar a los reclusos a otros presidios de menor seguridad, helicópteros de vigilancia y otra medidas de seguridad.
Todo esto "lo ha facilitado el Gobierno porque existe el compromiso de los líderes de pandillas con la iglesia de bajar la cantidad" de asesinatos, insistió.
Munguía advirtió el martes que la tregua solo es entre la MS 13 y la Mara 18, pero no abarca a la Mao Mao, la Máquina y otras pandillas, enfrentadas con las dos primeras.
Las pandillas salvadoreñas tienen unos 64.000 miembros, según los datos disponibles, y el ministro Munguía ha dicho que comenten "el 90 por ciento" de los asesinatos en el país.
El responsable de Seguridad reconoció ayer la fragilidad de la tregua, al señalar que "nadie puede dar garantías" de que los pandilleros la respetarán a largo plazo.