El juicio por el secuestro y asesinato de María Pilar Blasco Gracia, una empresaria de Sabiñánigo, cuyo cadáver fue hallado el 13 de junio de 2008 sumergido en un canal próximo a esta localidad, ha dado comienzo este lunes en la Audiencia Principal de Huesca. Francisco Javier Puyó, el principal acusado se ha declarado inocente, y ha negado ser el autor de todos los hechos que se le imputan.
HUESCA, 26 (EUROPA PRESS)
La empresaria, de 54 años, que regentaba una empresa de materiales de construcción, junto a su marido, fue abordada por tres individuos el 10 de junio de 2008, cuando se dirigía a su trabajo, según el relato del fiscal. Tras ser golpeada, amordazada, además le robaron el dinero que llevaba encima, fue encerrada en un garaje. La intención de los autores era pedir rescate.
En la tarde de aquel día, Puyó estranguló a la mujer, a la que conocía por motivos laborales, aunque no la llegó a matar. En compañía de Gabriel Claudiu Trebea y Ciprian Ion Cetatean, ambos de nacionalidad rumana, y el segundo declarado en rebeldía, metieron a María Pilar en un coche y se fueron al canal de Jabarrella, donde tiraron a su víctima, a la que ataron sacos de arena a la cintura, conforme el ministerio público. El cadáver fue hallado tres días después.
En su declaración, llena de contradicciones, Puyó ha negado todas las acusaciones y ha alegado que el día de autos comió en un bar de Sabiñánigo y, por la tarde, estuvo en Jaca viendo un partido de fútbol. Eso sí, no recuerda si ese día fue o no a su huerto, donde habría cogido tierra o cuerdas para emplear en el crimen.
Además ha asegurado que todas sus declaraciones anteriores, ante la Guardia Civil y ante el Juzgado, fueron hechas bajo presión. Así, ha apostillado que durante su estancia en el calabozo le forzaron a firmar documentos que "ni siquiera podía leer por las condiciones del sitio".
El acusado ha negado asimismo haber enviado ningún fax solicitando dinero a la familia de la empresaria por el rescate. Tampoco sabe cómo ese escrito pudo llegar a su coche.
Sobre su relación con los dos ciudadanos rumanos también imputados, ha asegurado que en varias ocasiones le habían agredido y uno de ellos, Gabriel Claudiu Trebea, le puso una denuncia por no pagarle dos meses de trabajo, denuncia que, según Puyó prometió retirar si le prestaba uno de sus garajes para guardar unos muebles. De esta forma ha justificado su posible presencia en el garaje el día de autos.
A preguntas del letrado de la acusación particular, el abogado Enrique Trebollé, Francisco Javier Puyó, que también era empresario, ha negado el hallazgo de restos de tierra en su coche, tierra con la que se llenaron los sacos que María Pilar Blasco tenía atados a su cintura. Tierra que, ha añadido, tampoco puede coincidir con la de su huerto ya que allí únicamente tiene césped.
Del resto de materiales como cuerdas o cinta, ha insistido en que trabajando en la construcción tenía mucho material de este tipo aunque no recuerda qué exactamente.
Al término de su declaración y en respuesta a preguntas de su abogada, Carmen Sánchez, Puyó ha negado ser el autor del crimen y se ha declarado inocente.
NIEGA SU PARTICIPACIÓN
Este lunes también ha prestado declaración el ciudadano rumano Gabriel Claudiu Trebea imputado por considerarlo cómplice, que también ha negado su participación en los hechos. El otro ciudadano rumano imputado, Ciprian Ioan, continúa huido de la justicia.
La acusación, representada por el Ministerio Fiscal y la acusación particular, ejercida por la familia de la víctima, pide para ambos imputados 40 años de prisión, 5 años de prisión por un delito de robo con intimidación, 10 años por secuestro y 25 por asesinato, y una indemnización de 300.000 euros a la familia de la víctima. Por su parte, la defensa pide la libre absolución al entender que no existen pruebas.
En la sesión de hoy, también han prestado declaración cuatro testigos, familiares de la víctima. Mañana será el turno de otros 23 testigos, todos ellos vecinos del pueblo.