Gloria Polanco, una ex congresista colombiana a quien las FARC entregaron al gobierno venezolano, dijo este jueves que sólo la esperanza de volver a ver a sus hijos logró mantenerla con vida pese a las dificultades del cautiverio y al asesinato de su esposo por la guerrilla.
"Yo sufrí y he sufrido terriblemente porque pasé por etapas supremamente duras, me secuestraron con mis dos hijos mayores, me separan de ellos a los siete meses, me meten a una 'cárcel' y después es asesinado mi esposo", recordó Polanco en declaraciones a la radio Caracol de Bogotá.
Polanco, de 49 años, fue secuestrada el 26 de julio de 2001 por un comando que asaltó el edificio de apartamentos en la ciudad de Neiva (350 km al sur de Bogotá) donde vivía y se la llevó junto con dos de sus tres hijos, entonces menores de edad y quienes recuperaron la libertad el 13 de julio de 2004.
"Fue una tortura impresionante, especialmente en lo mental. Todos los días levantarnos y mirar lo mismo, hacer lo mismo, desayunar y almorzar lo mismo. Era muy triste", señaló Polanco, al resumir la vida de un grupo de rehenes de las FARC, algunos desde hace más de 10 años, en lo profundo de la selva.
Polanco fue liberada el miércoles en las selvas del Guaviare junto con los también ex congresistas Orlando Beltrán, Luis Eladio Pérez y Jorge Gechem, como un gesto del grupo rebelde hacia el presidente venezolano Hugo Chávez.
Uno de los momentos más duros de su cautiverio, señaló la ex congresista, fue la tarde del 3 de diciembre de 2005, cuando se enteró por un programa radial dirigido a los secuestrados que su esposo, Jaime Lozada, había muerto en un atentado de las FARC.
"Lloré toda la noche. Los guerrilleros me suministraron un plástico y un encendedor para que llorara allí, a la luz de una vela. Al otro día me tocó caminar media jornada llorando por todo el camino. No volví a salir, no volví a tomar alimentos durante casi un mes, no quería salir a nada", narró Polanco.
La recién liberada dijo que poco a poco "fui tratando de recuperarme porque tenía más responsabilidad con mis hijos. Ellos me necesitaban, habían quedado solos".
"Tomé conciencia, ellos me daban toda la fortaleza. Me decían (en mensajes radiales) que estaban fuertes y echando para adelante, y eso me ayudó muchísimo por lo que traté de superar todo esto, con mucho dolor", agregó.
Incluso, recordó que en varias oportunidades les dijo a los guerrilleros que sus hijos habían quedado huérfanos, pero que ellos respondían que no era así pues tenían a la mamá.
"Yo le respondía que no, que estaba muerta en vida y que mis hijos se encontraban allá sufriendo amargamente", anotó Polanco.
"No hallaba qué hacer. Sentía enloquecerme, pero sacaba fuerzas y tenía que hacerlo porque necesitaba mucha, mucha fuerza. Y por eso estoy aquí en este momento, feliz y dichosa, en medio de mis seres adorados", agregó la ex rehén.
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