
Madrid, 21 mar (EFE).- Un policía víctima en 2008 de un atentado frustrado de ETA, que puso una bomba en su coche, se ha mostrado hoy convencido de que la banda no le eligió como objetivo, sino que se limitó a ordenar a un miembro del "comando Otazua" que ejecutara a un agente y que éste, al que conocía desde niño, "se acordó" de él.
"A él no le pasaron información de ningún tipo, él actuó por su cuenta. Cuando la organización le dijo 'ejecuta a un policía', se acordó de mí", ha dicho el agente en el juicio que se ha celebrado en la Audiencia Nacional contra Daniel Pastor, Txirula, Íñigo Zapirain, Aritza, y Beatriz Etxebarria, Kot, para quienes la Fiscalía ha pedido 20 años de prisión para cada uno.
Antes de escuchar el testimonio de la víctima, los tres acusados se han negado a declarar y Pastor ha acusado al tribunal de dar "inmunidad a sus asesinos: todos los miembros de las Fuerzas de Seguridad".
"La Constitución Española no reconoce mis derechos, y guardias civiles y policías menos, que son los encargados de reprimirme a mí, a mis compañeros y a todo el pueblo vasco", ha manifestado Pastor.
Según ha relatado el agente, el 16 de septiembre de 2008 utilizó su coche dos veces antes de descubrir el artefacto, una por la mañana para ir a renovar el DNI a Bilbao y otra a mediodía para llevar a su hija al trabajo, y ha recordado que fue en el control de entrada de la antigua comisaría de Basauri, cuando sus compañeros detectaron la bomba-lapa adosada al vehículo debajo de su asiento.
Después de que los perros "marcaran" el artefacto, los Tedax emplearon un robot para neutralizarlo, por lo que la bomba no llegó a explotar, ha añadido el testigo, que ha señalado que por estos hechos estuvo de baja durante un tiempo y que, incluso, llegó a pensar en suicidarse.
Además de este atentado, el agente ha indicado que en 1999 ETA le "puso otra bomba" en su coche cuando estaba aparcado cerca de su domicilio en el barrio de Zorroza de Bilbao, lo que, a su juicio, se debe a que "este señor" -Pastor- le conocía de pequeño porque su madre vivía en el mismo barrio que una prima de su mujer.
"Cuando yo me metí a policía, yo asumí el hecho de que podía morir en cualquier momento, y más estando en el País Vasco, pero lo que no puede ser es que me quieran matar a la familia", ha declarado el agente, que ha agregado que "mina mucho" ver a tus seres queridos "llorar y sufrir día a día" por un terrorismo "tan bárbaro y tan cruel".
Por ello, el testigo ha reclamado al tribunal que imparta una "justicia exacta y buena" como la que se merece España para acabar.
Uno de los peritos que ha declarado en la vista ha manifestado que si la bomba hubiera explotado "con toda probabilidad habría causado graves lesiones o una muerte" y ha señalado que las causas por las que no lo hizo pueden ser por un mal funcionamiento del detonador, que las baterías estuvieran agotadas o que hubiera un error de confección en el dispositivo antimovimiento.
Según la fiscal Blanca Rodríguez, antes del 16 de septiembre, los acusados colocaron la bomba en el coche de la víctima, pero ésta se desprendió y los miembros del comando se la llevaron a su domicilio para ponerle más imanes.
La fiscal, que reclama una indemnización de 4.000 euros para la víctima, considera que existen "sobrados" elementos probatorios contra los acusados, entre los que ha citado, las declaraciones autoinculpatorias de Zapirain y Etxebarria tras ser detenidos en marzo de 2011, mientras que su defensa ha alegado que se obtuvieron bajo torturas.
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