
Barcelona, 27 feb (EFE).- Un perito de la defensa ha afirmado hoy, en el juicio contra una mujer acusada de matar a una amiga y simular un móvil sexual, que es posible que la víctima se asfixiara durante un juego sexual, lo que ha descartado de plano el forense que practicó la autopsia, que sostiene que sólo pudo ser un crimen.
En la Audiencia de Barcelona se ha celebrado hoy la quinta sesión del juicio contra María Ángeles M.F., para quien el fiscal pide 24 años de cárcel por haber matado en febrero de 2008 a una amiga, dejando luego pistas falsas para simular un móvil sexual, para cobrar seguros de vida que había contratado a su nombre.
En la sesión de hoy se han contrapuesto las versiones del equipo forense que practicó la autopsia del cadáver, que concluyó que se trató de un homicidio por asfixia, y un perito aportado por la defensa, que ha sostenido ante el tribunal que se podría haber tratado de una muerte accidental en el marco de un juego sexual.
El cadáver de la víctima fue hallado tumbado en su sofá, desnudo, con una bolsa en la cabeza, que estaba muy bien sellada por una cinta de esparadrapo que daba dos vueltas, y con restos de semen en la boca y en los genitales, también en el interior de la vagina.
La forense que fue al apartamento de alquiler de Barcelona donde se encontró el cadáver ha destacado que en un principio se abrieron a todas las hipótesis, e incluso pensaron que se podría tratar de un suicidio, si bien acabaron descartándolo porque la bolsa estaba bien sellada, con una cinta que no dejaba entrar el aire.
Una vez estudiados todos los elementos, el equipo de forenses encargado de la autopsia concluyó que la bolsa había sido puesta por otra persona con la intención de matar, por lo que no tuvieron dudas de que se trataba de un caso de homicidio.
Por contra, el perito de la defensa, procedente de una universidad barcelonesa, ha señalado que se podría tratar de una muerte accidental por asfixia durante un juego sexual, ya que es frecuente que haya personas que buscan generar un déficit de oxigeno durante la práctica sexual para aumentar su sensación de placer.
Según los especialistas aportados por la defensa, cabría la posibilidad de que la víctima hubiese dejado que le ataran la bolsa de plástico en la cabeza -de hecho no hay ninguna prueba que avale que ofreciera resistencia- y que la situación se le fuera de las manos, perdiera la consciencia, no se pudiera liberar y acabara muerta por asfixia.
Para contrarrestar esta versión, el forense que practicó la autopsia ha insistido que, en los juegos sexuales, las bolsas no se sellan para evitar accidentes, por lo que ha remarcado que no hubo una práctica sexual, sino un crimen.
Ante esta disparidad de versiones, el tribunal ha pedido a ambas partes que le ilustraran sobre cómo puede ser posible que la víctima fuera previamente adormecida por la acusada para asfixiarla con la bolsa -como sostiene la fiscalía-, sin que se dejara ningún rastro.
"En cuarenta años de juez no he visto otro caso igual", ha tronado el presidente del tribunal, el magistrado Pedro Martín, después de que tras una semana de juicio no se ha podido demostrar si la víctima, antes de ser asfixiada, quedó inconsciente por el uso de cloroformo.
El equipo de forenses que practicó la autopsia y que avala la tesis del crimen ha subrayado entonces que es posible que algunos productos, aunque se busquen en los análisis de sangre y vísceras, no se detecten porque son volátiles, o que se hayan usado tóxicos poco habituales que no son detectables si no se encamina la búsqueda específicamente para localizarlos.
Los forenses han mantenido su tesis de que se trató de un crimen incluso después de que la defensa les ha mostrado un informe de la Universidad de Girona -al que no tuvieron acceso antes de elaborar sus conclusiones- que confirma que la mujer tenía restos de semen en el interior de su vagina, y no sólo en la zona genital y la boca.
Los forenses han apuntado en este sentido que, si bien la presencia de semen en el interior de la vagina habitualmente es indicador de que ha habido sexo, también podría ser que alguien, con objetivo de manipular la escena, lo introdujera con una jeringuilla.
En la primera sesión del juicio, que mañana quedará visto para sentencia, declaró como testigo el responsable de un prostíbulo que dijo que la acusada contrató a dos gigolós para que se masturbaran y depositaran el semen en unos frascos farmacéuticos.
Pese a que el semen hallado en el cadáver es el de estos dos gigolós -que son de origen latinoamericano y que ya no están en España-, los Mossos d'Esquadra no les tomaron las huellas dactilares para comprobar si habían estado en el interior del piso donde se encontró el cadáver, según han admitido hoy los agentes que hicieron la inspección ocular y gráfica del escenario del crimen.
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