
Madrid, 17 feb (EFE).- El acusado de violar a la camarera de un restaurante de Ciempozuelos a la que se ofreció para llevarla a casa, pero a la que condujo a un bosque cercano para abusar de ella, ha dicho hoy que no le tocó "ni un pelo" y que cree que la denuncia fue por dinero porque "ese tipo de cosas está de moda" en Rumanía.
En el juicio celebrado en la Audiencia Provincial a Traila F.P., para quien la fiscal ha pedido ocho años de cárcel y 6.000 euros de indemnización, no se ha podido contar con la presencia de la víctima, ya que se encuentra en paradero desconocido en su país de origen, Rumanía, el mismo que el del acusado.
Sin embargo, sí se ha leído su declaración judicial a petición de la fiscal, y se ha recordado que la mujer manifestó en su día que tenía "poca relación" con el acusado, que él se ofreció a llevarla a su casa el 29 de octubre de 2008 pero que tras recorrer unos metros se puso a llorar porque se dio cuenta que iban por otro camino.
Intentó salir del coche pero él la cogió de los pelos mientras cerraba los pestillos -continúa su relato-, por lo que le pidió que no le hiciera daño porque tenía una hija.
Después, el procesado abusó sexualmente de ella, le hizo fotos con su móvil y la condujo de nuevo a Ciempozuelos.
Unos días después la amenazó por teléfono de muerte y la citó en una gasolinera, donde ella acudió con la Guardia Civil para detenerle, según concluía en su declaración judicial.
"En mi vida he amenazado a nadie", "no la he tocado ni un pelo", ha destacado Traila, que ha recordado que fue la camarera la que le dijo que la llevara a su casa.
El procesado, casado con una mujer española y con dos hijas, ha subrayado que se conocieron semanas antes en el restaurante donde ella trabajaba y que el primer día de verse le explicó que tenía "muchos problemas" en su trabajo y que le daba su teléfono para que la llamara si sabía de algún puesto.
Una compañera de piso de la mujer ha manifestado que la noche del suceso llegó "muy nerviosa" diciendo que el acusado la había "toqueteado", por lo que la convenció para que denunciara los hechos.
Las doctoras que días después examinaron a la víctima, que tenía 22 años, han testificado que la encontraron "ansiosa, angustiada y muy inquieta", compatible con una agresión sexual.
La defensa ha pedido la absolución y ha criticado el hecho de que no se haya contado con la presencia de la víctima en la sala.