Los tres acusados de asesinar a un hombre cerca del apeadero de Peñíscola (Castellón), por encargo de terceras personas, tras rociarle con gasolina y prenderle fuego en 2009, han negado este lunes su participación en la muerte durante la primera sesión del juicio con jurado celebrada en la Audiencia Provincial. El fiscal solicita para los tres procesados 25 años de prisión y una indemnización para la viuda de la víctima de 180.000 euros.
CASTELLÓN, 6 (EUROPA PRESS)
Los tres acusados de asesinar a un hombre cerca del apeadero de Peñíscola (Castellón), por encargo de terceras personas, tras rociarle con gasolina y prenderle fuego en 2009, han negado este lunes su participación en la muerte durante la primera sesión del juicio con jurado celebrada en la Audiencia Provincial. El fiscal solicita para los tres procesados 25 años de prisión y una indemnización para la viuda de la víctima de 180.000 euros.
Uno de los acusados ha reconocido que el día de los hechos recogió a su hermano --también acusado-- y viajaron desde Valencia a Benicarló después de que le llamara un amigo árabe para que se desplazasen a la localidad porque estaba en fiestas, pero "nadie" le dijo que "iban a matar ni a secuestrar a nadie", ha declarado.
Así ha señalado que pasaron el día en Benicarló con otros conocidos árabes y se desplazaron a casa de uno de ellos, donde le enseñaron una pistola, un cuchillo y unas esposas que su hermano no llegó a ver. Estas personas les pidieron que les acompañaran a casa de un hombre que les debía dinero por tráfico de drogas y que no les quería pagar.
Tras comprobar que este hombre --la víctima-- no estaba en casa, se marcharon a un parque, hasta que le vieron salir del patio de su vivienda y uno de los ciudadanos árabes se puso discutir con él y a pelearse. "Debido a un golpe, el hombre perdió el conocimiento y otro árabe lo esposó, pero yo no sabía lo que iba a pasar", ha afirmado el acusado.
El procesado ha confesado que ayudó a meter a la víctima en un coche, del que poco después se bajó su hermano y él hizo lo propio al poco tiempo para desplazarse a casa de una de estas personas, que le llevó a Valencia tras descansar un rato. Ha asegurado que se enteró de la muerte dos o tres días después porque se lo dijo su hermano tras leerlo en la prensa.
ESTABAN EN TERCER GRADO PENITENCIARIO
A preguntas de los miembros del jurado de por qué no se bajó inmediatamente del coche o no se fue de la casa para denunciar los hechos, el acusado ha señalado que tenía miedo de volver a la cárcel, ya que se encontraba en tercer grado después de haber cumplido varios años de condena por un delito anterior.
El hermano del procesado ha contado la misma versión de los hechos y también ha indicado que se bajó del vehículo y se fue teniendo en cuenta que, al igual que el otro acusado, se encontraba en tercer grado penitenciario.
Finalmente, el tercer acusado ha reconocido que vio el día de los hechos a los otros procesados en Valencia porque fueron a enseñarle un coche que querían vender y a cobrarle parte de dinero que le habían prestado, pero que no se desplazó a Benicarló y no volvió a verles. Preguntado por el teléfono de su mujer desde el que supuestamente se realizaron llamadas desde Benicarló, el procesado ha señalado que se le cayó el móvil en el coche de los otros acusados y que alguien pudo utilizarlo para hacer llamadas.
Ante las contradicciones detectadas por el ministerio fiscal por parte de dos de los acusados, el magistrado-presidente ha acordado que se incorporen a la actuaciones las declaraciones que realizaron ambos en fase de instrucción.
Según el escrito de conclusiones provisionales del ministerio público, en la madrugada del 10 al 11 de julio de 2009 los acusados, de común acuerdo y contratados a tal fin por otras personas que se encuentran en busca y captura internacional, se encontraron en las inmediaciones del domicilio de la víctima, en Benicarló, y esperaron a que ésta llegara.
Sobre las 00.25 horas apareció la víctima, a quien los procesados redujeron a golpes e introdujeron en contra de su voluntad en un vehículo, para posteriormente atarle las manos por la espalda con unas esposas. Así, fue trasladado hasta un zona cercana al apeadero de Peñíscola, donde le arrojaron al suelo, le rociaron de gasolina y le prendieron fuego, lo que hizo que éste falleciese sobre las 5.00 horas. El fiscal considera que los hechos son constitutivos de un delito de detención ilegal en concurso medial con un delito de asesinato.
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