
Valencia, 30 dic (EFE).- La cuarta semana del denominado "juicio de los trajes" se abrirá el próximo lunes, 2 de enero, con la declaración de los últimos once testigos, entre ellos el alcalde de Castellón, Juan Alfonso Bataller, y el conseller de Sanidad, Luis Rosado.
Será la decimoquinta sesión de este proceso, en el que se juzga un supuesto delito de cohecho pasivo impropio atribuido al expresident de la Generalitat Francisco Camps y el ex secretario general del PP valenciano Ricardo Costa por aceptar prendas de vestir regaladas por miembros de la trama Gürtel.
Una vez hayan prestado declaración estos testigos, el juicio entrará en la denominada fase pericial, donde está previsto que comparezcan doce técnicos de Hacienda e inspectores de Policía y Guardia Civil, así como peritos nombrados por las partes.
El objeto de estas comparecencias será explicar cómo se elaboraron y el contenido de los informes económicos y otras pruebas que se presentaron durante la fase de instrucción y que posteriormente se incorporaron a la causa.
Estas declaraciones, según las previsiones iniciales, se desarrollarán los días 3 y 4 de enero, tras lo cual se abrirá la denominada fase documental.
En esta fase, las partes podrán exhibir al jurado los documentos que consideren oportunos de cuantos constan en la causa, incluidas las conversaciones telefónicas intervenidas, algunas de ellas ya escuchadas, o bien darlos por reproducidos.
Por este motivo resulta una incógnita determinar la duración de la fase documental del juicio, dado que depende de la minuciosidad que las partes empleen en la exhibición de documentos.
El penúltimo paso será la presentación de los informes de conclusiones, en los que cada parte presentará un relato de los hechos en relación con lo aportado por los sesenta testigos que han prestado declaración, es decir, su versión de los hechos.
Tras las declaraciones de los imputados y de los testigos "directos", como los supuestos cabecillas de la red Gürtel o los propietarios y empleados de las tiendas de ropa Milano y Forever Young, el juicio ha entrado en una fase monótona, con el discurso prácticamente idéntico de los altos cargos de la época de Camps.
Los aspectos posiblemente más destacados de los últimos días se han centrado en cuestiones anecdóticas, como el requerimiento que realizó el pasado miércoles el magistrado presidente, Juan Climent, al expresident para que se abstuviese de hacer gestos y comentarios y que concluyó con un cambio de ubicación dentro de la sala.
Climent le ordenó que se sentase donde pudiese verle dentro de la sala, ya que hasta ahora permanecía oculto a su campo de visión y al "tiro" de la única cámara de televisión presente en la sala, parapetado tras el letrado de Ricardo Costa.
Además, fue objeto de intenso debate entre las partes y el juez la decisión de éste último de declarar "impertinentes" determinadas cuestiones formuladas básicamente por las defensas relacionadas con la supuesta influencia de Camps y Costa en las contrataciones de la Administración valenciana.
Ambas defensas entienden básico demostrar que las funciones de sus patrocinados no les permitían en modo alguno intervenir en los procesos de contratación, y que tampoco dieron indicaciones al respecto, pero Climent impide que los testigos respondan a estas cuestiones porque no considera necesario la defensa sobre algo de lo que no se acusa.
Es previsible que el interés mediático "remonte" de nuevo hasta las cotas de los momentos iniciales del juicio con la exhibición de nuevas pruebas o conversaciones intervenidas, así como con el testimonio de los agentes de Policía y del personal de Hacienda que analizó la contabilidad de las empresas de Francisco Correa, Pablo Crespo y Álvaro Pérez "el Bigotes".