
Madrid, 23 dic (EFE).- Los diputados de ICV Joan Boada y Salvador Milà han asegurado hoy al juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, que investiga el acoso a diputados del Parlament el pasado 15 de junio, que no se sintieron amenazados, ni coaccionados ni intimidados, sino desconcertados por la actuación policial.
Así lo han declarado como testigos ante Velasco los dos parlamentarios, que a la salida han destacado a la prensa que han acudido "forzados" y "obligados", ya que, según Milà, no quieren colaborar con una "maniobra indigna" del sindicato Manos Unidas de tratar de criminalizar el movimiento 15-M.
Los dos diputados fueron citados el pasado día 14 junto a otros ocho parlamentarios en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), donde Velasco se desplazó para tomarles declaración, pero ninguno de los dos acudió y solo Boada presentó una justificación.
A Milà se le impuso una multa de 200 euros, la cual, ha asegurado esta mañana, pagará como "aportación económica para que España salga adelante", aunque ha hecho hincapié en que no fue citado "en forma en su momento".
"Voluntariamente nunca hemos presentado denuncia, creemos que lo que iba por delante era el movimiento de protesta contra la política de recortes que se estaba haciendo en Cataluña", ha resaltado Milà, quien cree que los incidentes se enmarcaron en un "conflicto social que se podía ventilar en Barcelona", y no como si fuera "un delito político".
Milà ha declarado en catalán, sin necesidad de un traductor porque el magistrado le ha comentado que habla valenciano, por lo que el testigo ha sacado a relucir la fábula de 'El burgués gentilhombre' de Molière, donde el personaje, al enterarse de que hablaba en prosa, se maravilló de que hablaba dos idiomas.
Respecto al vídeo de los hechos, Milà ha dicho que en ningún momento le agredieron, si bien una indignada que llevaba un brazo en cabestrillo le levantó la mano abierta, pero no para empujarle sino para apartarle.
La única sensación de "anormalidad" fue que los Mossos le hicieron entrar por otra puerta diferente a la principal, ya que ésta estaba cerrada por la policía, según Milà, quien ha añadido que no sufrió ninguna herida, ni desperfectos.
Por su parte, Joan Boada, cuya declaración ha sido en castellano, ha aseverado al juez que la sensación que tuvo fue de "desconcierto" porque sabía que había una manifestación, pero no vio un dispositivo policial que le permitiera entrar "tranquilamente".
Boada ha dicho que tampoco sufrió herida ni desperfecto en su ropa, y ha recordado, al igual que Milà, que en el Parlament se debatieron y aprobaron los presupuestos previstos.
"No es normal que tenga que saltar furgonetas o que me tiren bolsas de plástico o que me intenten agredir, pero tampoco es normal que en las manifestaciones de esa envergadura no haya un dispositivo policial de protección más amplio", ha manifestado Boada, que fue secretario de Interior.
"El dispositivo policial fue un desastre", ha insistido el parlamentario de ICV.
Mientras, el abogado de los indignados imputados, Gonzalo Boye, ha explicado que pedirá nuevas diligencias, entre ellas solicitar el protocolo de actuación de los Mossos en este tipo de acontecimientos así como el informe que el Síndic de Greuges hizo sobre los hechos y en el que, según el letrado, ponía de relieve la inexistencia de un dispositivo adecuado.
Esta mañana también han pasado por el despacho de Velasco cuatro de los presuntos agresores para tomarles una reseña fotográfica para su identificación.
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