Madrid, 19 dic (EFE).- La madre acusada de maltratar e intentar matar a su hija de siete meses, a la que solo alimentaba con manzanilla, ha aprovechado hoy el turno de última palabra del juicio para afirmar que cambiaría todo con tal de que su hija fuera feliz, y se ha arrepentido de no haber estado más atenta hacia la niña.
En el último día del juicio celebrado en la Audiencia Provincial, la fiscal ha mantenido su petición de 22 años de cárcel para la mujer, Esmeralda C.F., y para su pareja sentimental, Milton M.M., al considerar que ambos cometieron delitos de maltrato habitual y de tentativa de homicidio.
Según el Ministerio Público, ha quedado probado que la madre maltrató a la bebé de forma habitual, que el trato hacia la niña era "brutal", y que la golpeó con "gran intensidad".
La fiscal ha asegurado que uno de los golpes, el que supuestamente le propinó en la cabeza entre el 16 y el 18 de enero de 2009, podría haber acabado con la vida de la menor si no hubiese sido atendida por los médicos.
Asimismo, ha asegurado que Esmeralda era consciente de lo que hacía, que su actitud era "fría y violenta" y que tenía una intencionalidad clara de hacer daño a la menor.
"El padre de la pequeña dijo que estaba rota cuándo se la llevó la madre", ha explicado la fiscal, que ha detallado que la menor ingresó en el hospital el 17 de enero de 2009 con un traumatismo craneoencefálico, con fracturas en los huesos de los brazos, hemorragias en los ojos y déficit neurológico, entre otras lesiones.
Además, ha mantenido su petición de pena para Milton porque ha quedado "probado" que era pareja sentimental de Esmeralda y que vivía con ella y con la niña, a la que también cuidaba por lo que, en su opinión, también era "garante" de su situación.
La acusación particular ha sostenido la misma tesis que la Fiscalía, mientras que el abogado de Esmeralda ha solicitado su absolución porque, en su opinión, no existe de una forma "clara y determinante" ninguna prueba que asegure que la madre maltrataba a su hija.
Además, ha considerado que las declaraciones de los médicos en el juicio han sido contradictorias y que no queda claro que la herida en la cabeza hubiese acabado con la vida de la pequeña.
Los hechos que han sido juzgados se remontan a 2008, cuando al poco de nacer su hija, Esmeralda se fue a vivir a Parla con Milton, que no era el padre biológico de la pequeña, y ambos no le procuraron la suficiente alimentación ni la necesaria higiene, según la Fiscalía.
Además, dieron continuos golpes a la menor, la zarandearon y empujaron hasta provocarle diferentes fracturas en brazos y piernas sin llevarla al médico, y la madre, entre el 16 y el 18 de enero de 2009, entró en la habitación de su hija y la agredió con un objeto contundente que le provocó un traumatismo craneal.
Tras devolver la madre el bebé al padre biológico, éste ingresó a la niña de urgencia en un hospital; pese al tiempo transcurrido desde entonces, la salud de la menor ha quedado seriamente afectada, según el Ministerio Público.
