
Panamá, 11 dic (EFE).- Las autoridades panameñas mostraron hoy de lejos al exdictador Manuel Antonio Noriega a los medios de comunicación en la cárcel en la que ha ingresado debido a las quejas surgidas por la ocultación de su imagen a su llegada.
Noriega apareció brevemente a la entrada al penal, sentado en una silla de ruedas, vestido de rojo y tras hablar con el director del Sistema Penitenciario, Ángel Calderón, y otras personas que lo acompañaban, volvió al interior del recinto.
Antes de volver a entrar al penal, donde según las autoridades panameñas ocupa una celda normal y "sin lujos", el que fue hombre fuerte de Panamá entre 1983 y 1989 pareció discutir con las personas que estaban con él haciendo gestos con los brazos.
El director del Sistema Penitenciario aseguró que en esa conversación estuvieron revisando con Noriega las pertenencias con que llegó extraditado de Francia, para ver qué podía introducir en la prisión y qué artículos debían quedar excluidos.
Asimismo, justificó la breve presencia y la larga distancia desde que se vio a Noriega por las recomendaciones del médico ante la lluvia que había caído poco antes.
"Es lo más que podemos acercarnos a él", dijo Calderón a los medios de comunicación que aguardaban la aparición del exdictador.
"No podemos traerlo y enseñarlo aquí", insistió.
Los medios de comunicación habían expresado su malestar porque las autoridades habían introducido al exdictador sin que se le viese claramente en la prisión El Renacer, un penal de seguridad media situada a orillas del Canal de Panamá.
El exdictador, tras su llegada al país en un vuelo procedente de Madrid, fue llevado a la prisión El Renacer, a cuya entrada arribó en un todoterreno, desde donde fue conducido en silla de ruedas al interior del recinto, sin que se le viera claramente, en presencia de numerosos funcionarios de prisiones y de decenas de periodistas.
Poco antes, las autoridades panameñas habían introducido de una manera similar en el recinto carcelario a otra persona, cubierta totalmente con un capote, a manera de señuelo, que engañó a los periodistas, camarógrafos y fotógrafos nacionales y extranjeros que desde las 14.00 hora local (19.00 GMT) esperaban al exgeneral.
Esa acción irritó a los periodistas, que ante la ausencia de imágenes que lo confirmaran, pusieron en duda la veracidad de que la segunda persona que había entrado al penal fuera el propio Noriega.
La ministra de Gobierno Roxana Méndez había achacado a motivos de seguridad la decisión de emplear un señuelo antes de introducir al "verdadero" Noriega en la cárcel.
Méndez aseguró que otro motivo fue respetar los deseos del exdictador, quien "no quería ser parte de un circo mediático", dijo.
El médico Jorge Yerwood, que examinó a Noriega a su llegada a la prisión, declaró que el exmilitar no puede manejarse por sí mismo en un cien por ciento, tiene dificultades para moverse, ha sufrido un derrame y no está en condiciones físicas para ser esposado.
Asimismo, el procurador general de Panamá, José Ayú Prado, en declaraciones a los periodistas anteriores a la breve presentación de Noriega a los medios, se había referido a los derechos del detenido y a su "presunción de inocencia".
Al recordársele que Noriega ha sido condenado en ausencia en Panamá a penas que suman más de 60 años por delitos que van desde instigar asesinatos a torturas, Ayú Prado dijo que él se refería a los procesos que tiene pendientes y que deben seguir su curso.
El exdictador, de 77 años, tiene pendientes varios procesos por la desaparición del soldado panameño-estadounidense Everett Clayton Kimble Guerra, en 1968, por la del opositor y exmilitar Luis Antonio Quiróz, en 1969, y por la del sindicalista Heliodo Portugal, en 1970.
El exmilitar regresó hoy a Panamá desde Francia tras cumplir 20 años de cárcel por narcotráfico en Estados Unidos, a cuyo ejército se entregó en enero de 1990 después de la invasión del 20 de diciembre de 1989, y casi tres años en París por blanqueo de capitales.
Noriega fue el último general que sojuzgó Panamá durante el periodo dictatorial inaugurado en 1968 por un golpe encabezado por el general Omar Torrijos, fallecido en 1981.
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