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La regulación financiera europea obligará a las entidades a fusionarse

Foto: elEconomista.

La nueva regulación financiera europea -acuerdo Basilea III- "implicará mayores exigencias de capital, liquidez y una limitación del endeudamiento, al tiempo que penalizará la realización de las operaciones de mayor riesgo, por lo que esa contención de gastos y mejora de la eficiencia se afrontará mejor desde entidades de mayor tamaño a través de fusiones u otras formas".

Así lo creen desde KPMG, según explicó Francisco Uría, socio responsable de sector financiero, durante la sesión Los retos de la nueva regulación financiera, celebrada ayer en el marco de Los Lunes de KPMG, organizado en colaboración con la Asociación de Periodistas de Información Económica (Apie).

Señaló Uría que la crisis ha provocado "una oleada regulatoria de la actividad financiera sin precedentes", y alertó de que "las entidades que no presten atención a esta adaptación normativa pueden tener problemas en el futuro". Y es que, dijo, se trata de una reforma que abarca multiplicidad de objetivos que van desde la actividad bancaria a la gestión de activos, pasando por un cambio de conducta, ahora más dirigida a la protección del consumidor.

En la línea, explicó que "las entidades tienen que prestar también atención a los cambios provocados por la introducción de las nuevas tecnologías, lo que requerirá grandes inversiones de las entidades de crédito, algo que, nuevamente, afrontarán mejor las entidades de mayor tamaño". En este sentido, recordó que, según el Banco de España, "el tamaño medio de las cajas se ha triplicado como resultado del esfuerzo de consolidación".

Por otra parte, uno de los riesgos de la nueva normativa, explicó Uría, es que a pesar de que la fecha límite de adaptación a Basilea III está muy lejos -año 2019-, muchas entidades ya están forzando el cumplimiento de las nuevas exigencias, existiendo una tendencia del mercado a anticipar la exigencia de estos requerimientos. Asimismo, explicó que otro gran hándicap es que "una regulación tan compleja es difícil que llegue al detalle suficiente como para evitar dispersión a nivel nacional".

Modelo ganador

Por otra parte, explicó que "el modelo ganador de la crisis es la banca minorista, más adecuada para el nuevo entorno regulatorio, por lo que la banca española, caracterizada por ser una banca tradicional centrada en el cliente, no va a tener que hacer una compleja y costosa transformación".

Por ello, dijo, los nuevos requerimientos obligarán a las entidades a acercarse a un modelo financiero más prudente, cercano al de los bancos españoles, bien situados para afrontar los cambios normativos.

Por último, Uría explicó que para hacer frente a estos nuevos cambios, KPMG ha lanzado un Centro de Excelencia Regulatoria europeo -emplazado en Londres, sumándose al de Estados Unidos y Hong Kong-, que persigue "coordinar el análisis de la nueva regulación del sector financiero y asesorar a sus clientes europeos sobre las medidas que deben acometer para afrontar los cambios en sus modelos de negocio". El objetivo es estructurar "una red internacional de expertos en análisis regulatorio tanto nacional como supranacional".

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