
El mercado de financiación verde o sostenible ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, especialmente tras la publicación de los distintos "principios" de la International Capital Market Association ("ICMA"), surgiendo cada vez más alternativas de financiación con criterios ESG (Environmental, Social and Governance).
En el sector de la aviación, y a pesar de un notable incremento en los últimos años, la implementación de financiación vinculada a criterios ESG sigue siendo aún limitada. Sin embargo, la creciente preocupación global por el cambio climático y la sostenibilidad, reforzada por marcos regulatorios internacionales como el Acuerdo de París y CORSIA (Carbon Offsetting and Reduction Scheme for International Aviation), ha situado al sector aeronáutico bajo una intensa presión para reducir su huella de carbono. En particular, resulta crucial el Combustible de Aviación Sostenible (SAF) entre las iniciativas de descarbonización de la industria. Paralelamente, el Reglamento de Taxonomía de la UE está transformando el sector mediante el establecimiento de criterios para determinar si una actividad económica se considera medioambientalmente sostenible. Este entorno genera numerosas oportunidades y retos para la industria y los inversores, impulsando decisivamente el desarrollo de mecanismos de financiación sostenible en el sector aeronáutico. Los más destacados son:
Bonos Sostenibles Vinculados a Emisiones (SLB - Sustainability-Linked Bonds) y Bonos Verdes ("Green Bonds")
Entre las alternativas de financiación sostenible, destacan dos instrumentos de deuda: los Bonos Verdes ("Green Bonds") y los Bonos Vinculados a la Sostenibilidad ("Sustainability-Linked Bonds" o "SLB"). La distinción fundamental entre ambos radica en su estructura y finalidad, pues mientras que los bonos verdes se destinan exclusivamente a financiar proyectos verdes elegibles, los SLB pueden financiar una gama más amplia de iniciativas, vinculando sin embargo las condiciones financieras al cumplimiento de objetivos específicos de reducción de emisiones.
Algunos ejemplos de SLB que han tenido lugar en la industria de la aviación en los últimos años incluyen a Etihad Airways, la primera aerolínea en emitir bonos vinculados a la sostenibilidad, en octubre de 2020, por un valor de 600 millones de dólares; o Air France-KLM, que emitió SLB en enero de 2023 por 1.075 millones de dólares. En cuanto a Green Bonds, destaca la emisión de Korean Air, en junio de 2021, para la adquisición de aviones ecológicos Boeing 787, un 25% más eficientes en emisiones de carbono y consumo de combustible.
Bonos de Transición: un puente hacia la sostenibilidad aeronáutica
Cabe mencionar asimismo los Bonos de Transición ("Transition Bonds"), que están emergiendo también como instrumentos fundamentales en el contexto de la financiación sostenible del sector aeronáutico. Estos bonos están específicamente diseñados para sectores difíciles de descarbonizar, como la aviación, donde la transición hacia modelos totalmente sostenibles requiere plazos más extensos e inversiones significativas. Los Bonos de Transición se sitúan a medio camino entre los Bonos Verdes y los SLB. Al igual que los Bonos Verdes, la financiación que proporcionan se dirige a un proyecto específico. No obstante, como en el caso de los SLB, no se requiere que el proyecto sea completamente sostenible, sino que normalmente está en proceso de transición, representando mejoras sustanciales respecto a las prácticas convencionales.
Japan Airlines fue pionera en este enfoque al emitir, en marzo de 2022, Bonos de Transición por valor de 10.000 millones de yenes, destinados a financiar la adquisición de aeronaves de nueva generación que, si bien seguían utilizando combustibles fósiles, reducían significativamente las emisiones por pasajero respecto a modelos anteriores.
Financiación sostenible de infraestructuras aeroportuarias
Las infraestructuras aeroportuarias representan otro ámbito con enorme potencial para la financiación sostenible. Los proyectos financiables incluyen desde instalaciones fotovoltaicas y sistemas de iluminación LED, hasta la electrificación de la flota de vehículos terrestres y la implementación de sistemas de gestión energética inteligente. La particularidad de estos proyectos reside en su capacidad para demostrar impactos ambientales positivos medibles y cuantificables a corto plazo, lo que los convierte en candidatos ideales para instrumentos como los bonos verdes.
Adicionalmente, están surgiendo estructuras innovadoras como los "Airport Sustainability-Linked Loans", donde las condiciones financieras se vinculan a indicadores de sostenibilidad específicos de la operación aeroportuaria, como la reducción del consumo energético por pasajero o la disminución de residuos no reciclados.
Swedavia AB, un importante operador aeroportuario en Suecia, Royal Schiphol Group N.V. (Schiphol), en Ámsterdam, o el Aeropuerto de Heathrow, en Londres, han emitido bonos verdes y SLB en los últimos años. AENA, gestor de la red aeroportuaria española, ha sido asimismo pionera en el campo de la financiación verde al formalizar dos líneas de crédito sindicadas sostenibles (Sustainability-Linked Revolving Credit Facilities (RCF)), en 2022 y 2023, por importe de 650 millones y 2.000 millones de euros, respectivamente.
Desafíos regulatorios y el reto del greenwashing en la financiación aeronáutica
La financiación verde se enfrenta a importantes retos regulatorios en el sector aeronáutico. La complejidad y ambigüedad jurídica del actual marco normativo, así como las inconsistencias entre distintas jurisdicciones, generan inseguridad jurídica tanto para emisores como para inversores y, aunque la taxonomía europea supone un avance significativo, no aborda con suficiente detalle las particularidades del sector aeronáutico, especialmente en lo relativo a tecnologías de transición.
Asimismo, el riesgo de greenwashing (es decir, prácticas que llevan a cabo las empresas para ofrecer una imagen pública respetuosa con el medio ambiente que no se corresponde con la realidad) representa una amenaza importante para la credibilidad del mercado de financiación sostenible en el sector aeronáutico, que tradicionalmente se ha percibido como contaminante.
La complejidad técnica inherente a la medición de emisiones en aviación y la diversidad de metodologías utilizadas dificultan la comparabilidad. Para mitigar estos riesgos, se están desarrollando mecanismos como la incorporación de verificadores técnicos especializados en el sector aeronáutico, además de los verificadores financieros tradicionales, así como una mayor transparencia y rigor en la definición y verificación del cumplimiento de los indicadores clave de rendimiento (Key Performance Indicators o KPIs), que han pasado de estar vinculados a criterios ESG genéricos, a enfocarse en métricas específicas de reducción de emisiones con objetivos cuantificables y plazos definidos.
Esta tendencia refleja la consolidación de un nuevo paradigma donde la financiación aeronáutica y la sostenibilidad convergen de manera cada vez más estrecha. No obstante, la correcta regulación de estos mecanismos se perfila como desafío fundamental del sector.