
Las seis federaciones de los cocaleros del Chapare, Bolivia, reeligieron este domingo al presidente Evo Morales como su líder y resolvieron defender su mandato ante "intentos de desestabilizarlo".
Morales, quien lleva 16 años como líder y más de 20 años como dirigente, juró por octava vez como presidente de los cocaleros en la localidad de Chapare, en el departamento de Cochabamba, a unos 350 kilómetros al este de La Paz.
"Nosotros queremos hacer legalizar el acullico (masticado) de coca a nivel internacional, y espero que hasta diciembre lo logremos", dijo Morales en el XI Congreso de las Seis Federaciones del Trópico del Chapare.
La defensa de la hoja ha sido la causa de las luchas de Morales desde la década de 1980, cuando comenzó a dirigir sindicatos cocaleros desde donde saltó a la política. El sindicato de Morales es el más grande de Bolivia, seguido por el del norte de La Paz, donde están los cocaleros del sector de los Yungas.
La masticación de las hojas secas es practicada por indígenas y sectores populares de la población contra el cansancio, el hambre y los efectos de vivir en la altura.
Julio Salazar, senador por el partido de Morales por la región de Cochabamba y también dirigente del sector, explicó por teléfono a la AP que en el congreso de cocaleros se determinó apoyar las reformas que Morales ha emprendido como gobernante de Bolivia desde el 2006.
"Una de las determinaciones es apoyar y defender el proceso de cambio que ha establecido el presidente ante intentos de desestabilizarlo por parte de sectores opositores", puntualizó.
Salazar aseguró que el congreso defiende la tenencia de un cato (cuarto de una parcela) de cultivos de coca por afiliado y que los cultivos ilegales sean erradicados.
Con 31.000 hectáreas sembradas, Bolivia es tercer productor de coca y cocaína después de Perú y Colombia, de acuerdo con datos de la ONU. Entre 12.000 y 20.000 hectáreas son legales y están destinadas a usos medicinales, alimentarios y rituales.