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La Superliga y su impacto devastador: menos ingresos y pérdida de valor en la industria del fútbol

  • El fútbol profesional en España es un motor clave en la economía, genera más de 194.000 empleos, 8.390 millones de euros en impuestos al año y supone el equivalente al 1,44 % del PIB 
Ana Delgado

La propuesta de la Superliga ha sacudido los cimientos del fútbol mundial. Esta elitista competición, concebida al margen de las instituciones no sólo amenaza con cambiar el panorama competitivo del fútbol, sino que también podría tener consecuencias económicas negativas para todas de las ligas nacionales y sus clubes.

En 2019 se presentó un primer modelo similar al propuesto por los impulsores de la Superliga consistente en un sistema de ascensos y descensos entre competiciones europeas que ya fue rechazado por amenazar los principios fundamentales que habían guiado al fútbol europeo en los últimos años. Dos años más tarde, en 2021, nació la propuesta de la Superliga, con 15 clubes fundadores y concebida al margen de las instituciones. Esta iniciativa desafiaba todo el ecosistema del deporte rey, poniendo en peligro tanto su estabilidad competitiva como económica y social. En ese momento, los clubes más ricos de Europa se unieron con la intención de instaurar una competición privada bajo un modelo cerrado.

Por último, a finales de este pasado año, A22, la empresa detrás de la Superliga, presentó una propuesta basada en un modelo semicerrado de ascensos y descensos entre tres divisiones; donde sólo dos clubes de cada división podrían ascender o descender, mientras que las ligas domésticas sólo podrían clasificar a 20 clubes para competir en la tercera división.

Sentencia del TJUE

Con todo, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) emitió a finales de diciembre una sentencia que avala la solicitud de autorización previa por parte de esta competición. En este aspecto, este dictamen ha respaldado la posición de la UEFA, que ya modificó su normativa en 2022 para autorizar nuevas competiciones, adaptándose ahora a lo expresado por el TJUE: "Si bien la European Super League Company tiene libertad para crear su propia competición de fútbol independiente, fuera del ecosistema de UEFA o FIFA, no puede, además de crear esa competición, continuar participando en las competiciones de fútbol organizadas por la FIFA y la UEFA sin la autorización previa de esas federaciones".

"Debe haber una normativa transparente, clara y objetiva para la aprobación de nuevas competiciones"

Javier Tebas, presidente de LALIGA, destacó que "la sentencia viene a confirmar lo que siempre hemos dicho: cualquiera puede organizar competiciones fuera del entorno UEFA y FIFA, eso no se puede prohibir, y nadie lo ha puesto en duda".

Sin embargo, "la cuestión judicial son las condiciones de estas competiciones para estar bajo el ecosistema de UEFA y FIFA", aclaró. Es decir, "que debe haber una normativa transparente, clara y objetiva para la aprobación de nuevas competiciones", concluyó el presidente de LALIGA. De hecho, la práctica totalidad de los clubes, jugadores, ligas, instituciones europeas, gobiernos, federaciones, organismos futbolísticos y aficionados se han posicionado en contra del modelo planteado.

La empresa detrás de la Superliga hizo público el modelo que tendrá la competición tras conocer la sentencia del TJUE. Propone un sistema de ascensos y descensos entre las tres divisiones. Este sistema sólo permite que dos clubes de cada categoría puedan ascender y descender. Según este formato las ligas domésticas sólo darían acceso a 20 clubes para competir en la tercera división (sobre un total de más de 1.500 clubes profesionales europeos) y en ningún caso tendrían acceso ni a primera ni a segunda división desde las ligas domésticas. Por ejemplo, si el Girona FC acaba ganando LALIGA EA SPORTS esta temporada, sólo tendría acceso a la 3ª división del formato que propone la Superliga. Mientras que, si al finalizar la temporada el conjunto catalán acaba entre el segundo y el cuarto clasificado, se quedaría fuera.

Por lo tanto, el formato que propone la Superliga privaría a la mayoría de los clubes de la posibilidad de acceder a la competición en función de sus méritos deportivos, lo que elimina la meritocracia.

LALIGA: "El nuevo formato presentado por A22 continúa siendo una competición elitista, que no es abierta y, de hecho, es más cerrada que la propuesta en 2019"

"El nuevo formato presentado por A22 continúa siendo una competición elitista, que no es abierta y, de hecho, es más cerrada que la propuesta en 2019 que ya fue rechazada por el fútbol europeo", explican desde LALIGA. "Son tres categorías y las ligas nacionales sólo tendríamos acceso a la tercera categoría", matizan desde la organización. "Este formato continúa perpetuando la participación de unos pocos privilegiados, restringiendo la cima del fútbol europeo a una élite privilegiada, en lugar de un deporte abierto para todos", aclaran. De hecho, LALIGA siempre ha mantenido una postura contraria a su creación, velando así por la trayectoria y el valor de todos los clubes.

La importancia del fútbol profesional en la economía española

El sistema de competición que propone la Superliga, además, supondría un golpe económico para la industria del fútbol en Europa, y por supuesto, la economía española no estaría exenta. El fútbol profesional en España va más allá de ser una simple competición deportiva; es un motor clave en la economía del país, generando más de 194.000 empleos y aportando 8.390 millones de euros en impuestos al año.

La facturación total alcanzó los 18.350 millones de euros, equivalente al 1,44% del Producto Interior Bruto (PIB), según revela el informe pericial "Impacto Socioeconómico del Fútbol Profesional en España", elaborado por KPMG y presentado por LALIGA. El estudio analiza la temporada 2021-2022 y desglosa el impacto directo, indirecto e inducido de la industria del fútbol en la economía española.

Por tanto, la Superliga destruiría el ecosistema que se ha construido en los últimos 20 años. En este marco, las ligas domésticas y las asociaciones europeas cuentan con más de 1.550 clubes profesionales y suponen más del 75% de los ingresos en el fútbol europeo, a la vez que forman parte de un modelo que fomenta el equilibrio y el crecimiento de la industria.

En este contexto, la creación de un campeonato diseñado para enriquecer únicamente a los clubes más ricos y concentrar el poder en una pequeña élite, provocaría la pérdida de miles de puestos de trabajo. A la vez que reduciría los ingresos fiscales de las arcas públicas.

Por tanto, concebida como una propuesta egoísta y ególatra, su diseño sólo beneficiaría a unos pocos clubes privilegiados. Como expone el informe pericial de KPMG publicado por LALIGA sobre el "Impacto de la Superliga en las ligas domésticas", esta iniciativa podría tener consecuencias catastróficas para la industria del fútbol, especialmente para los clubes que no formen parte de este selecto círculo.

Según dicho análisis, la creación de esta competición cerrada, compuesta por los clubes más poderosos y ricos de Europa, llevaría a una redistribución desigual de los recursos, dejando a los equipos de ligas nacionales en una posición económica precaria. Los ingresos televisivos, patrocinios y taquillas son algunas de las fuentes que se verían afectadas. La consultora KPMG estima pérdidas significativas en ingresos para LALIGA y sus clubes. Según LALIGA, estas consecuencias podrían extenderse a otras ligas y clubes europeos. El impacto económico no se limitaría solo al ámbito deportivo, sino que tendría ramificaciones en el empleo, los impuestos y el PIB de los países afectados.

Con los clubes más destacados, cuyo único incentivo sería rendir en la Superliga, se produciría una pérdida de competitividad y emoción en los torneos nacionales. De hecho, la merma de ingresos y la disminución del valor de los equipos podrían desencadenar una crisis en la industria del fútbol. Por ejemplo, mientras Real Madrid y FC Barcelona verían mantenida su capacidad comercial, la disminución para el resto de los clubes en una temporada se cifraría en un 55%.

En este contexto, el impacto que supone la Superliga en las ligas domésticas hace que repercuta en el fútbol no profesional y en otros deportes ya que el fútbol profesional nutre de fondos a estos colectivos. Por ejemplo, sólo en España, LALIGA y los clubes aportan cada temporada más de 200 millones de euros a la RFEF (fútbol no profesional), CSD (otros deportes) y Sindicatos de futbolistas.

¿Dónde queda la competitividad?

La meritocracia, principio fundamental del deporte se vería totalmente amenazada, ya que desaparecería la clasificación directa por méritos deportivos vía ligas domésticas a las dos primeras categorías (Star y Gold) de esta nueva competición, dando pie a una realidad elitista.

A este respecto, clubes como Villarreal CF, AFC Ajax, FC Porto, Sevilla FC o Granada CF, entre otros, que han demostrado a lo largo de los años excelencia en sus ligas locales, verían desaparecer la oportunidad de alcanzar la cima del fútbol europeo. Esto no sólo afectaría a los clubes, sino que también impactaría negativamente en el interés y la viabilidad económica de las ligas nacionales.

Con todo, es crucial colaborar estrechamente con todas las partes interesadas para preservar los valores fundamentales que han convertido al fútbol europeo en un éxito rotundo. La pérdida de empleos, la disminución entre ingresos fiscales y la reducción a más de la mitad de los ingresos de los clubes, junto con la amenaza a la estabilidad del ecosistema deportivo son motivos suficientes para actuar con determinación y salvaguardar el futuro del fútbol europeo.

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