
Habrá quien opine que el cambio climático no es más que un bluf, un carro al que se han apuntado unos cuantos personajes famosos y que pasará dentro de un tiempo, como todas las modas. Pero hay personas y empresas concienciadas ante un problema sobre el que no dejan de salir datos. Y nuestro país no parece tener un futuro prometedor
España tiene unas condiciones geográficas, climáticas y hasta socioeconómicas que lo convierten en territorio vulnerable al cambio climático. El Libro Verde de la Comisión Europea explica que a finales de este siglo nuestra temperatura media podría subir entre tres y cinco grados y el ritmo de precipitaciones bajará sensiblemente. "Este panorama se nos presenta sólo con un nivel medio de emisiones", aclara Concepción Martínez, de la Oficina para el Cambio Climático perteneciente al Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Medio Marino.
Botella medio llena
"Estamos abocados a la mediterranización y la aridificación", dijo durante la presentación de un documento sobre la adaptación empresarial a los efectos del cambio climático.
Palabras que hicieron eco en la directora gerente de la Fundación Entorno, el organismo que impulsa este documento: "No nos queda más remedio que adaptarnos y hacer algo al respecto", dijo Cristina García-Orcoyen. Así que qué mejor que explicar lo que se les viene encima a las empresas y qué beneficios pueden sacar de este cambio en la temperatura del planeta. "Porque nos gusta ver la botella medio llena", añadió.
Aunque primero optó por explicar la versión según la botella medio vacía. Explicó cómo esto puede afectar a la propia actividad de las empresas y en sus cadenas de suministro o distribución; cómo pueden producirse -"de hecho, ya se está produciendo en el sector textil"- cambios en la demanda de productos y servicios estacionales; o cómo puede afectar a la disponibilidad y con ello el precio de determinadas materias primas. "Por no hablar de posibles reclamaciones a las empresas por culpa de las consecuencias del cambio climático, aunque no sea por culpa directa de la compañía", añadió la portavoz de la Fundación Entorno.
Pero la mejor forma de explicar la teoría es la práctica, así que dio los ejemplos de las medidas que han tomado ocho empresas españolas para hacer frente al escenario que se nos viene encima. Siete de las ocho han optado por iniciativas que tienen que ver con la gestión del agua.
Más rendimiento
Sos Cuétara, por ejemplo, ha dedicado parte de sus recursos para modernizar las plantaciones de olivar. Así, de las nuevas plantaciones de alto rendimiento del grupo no sólo se obtiene más producto, sino que consumen menos agua y necesitan menos productos químicos.
OHL, por ejemplo, ha optado por convertir el agua del mar en potable. Así, están a punto de inaugurar una desalinizadora en Alicante en la que el Ministerio de Medio Ambiente ha invertido 96 millones de euros. Una instalación que mitiga dos de los principales obstáculos inherentes a este tipo de instalaciones: el excesivo consumo de energía y la generación de salmuera.
Acciona, por su parte, ha aplicado las nuevas tecnologías para reutilizar las aguas residuales. "Ojalá todos los ayuntamientos hicieran lo mismo", matizó García-Orcoyen. Bancaja Hábitat ha decidido optimizar el consumo del agua en todas sus nuevas promociones inmobiliarias. Y los de IBM, como era de esperar, han creado un software para mejorar la gestión de los recursos hídricos.
Por último, la solución de Sol Meliá. Una actuación provocada tras los daños sufridos en las viviendas de sus empleados por el huracán Wilma en 2005 y valorados en 34.000 euros. Así, han elaborado un protocolo de actuación ante este tipo de fenómenos metereológicos por parte de sus empleados y de sus familiares.
Efectos del clima en los negocios
Fuente: Fundación Entorno