La sociedad avanza deprisa y en ocasiones es difícil amoldarse a la dinámica económica. Ese proceso de adaptación no es tarea fácil y más cuando para encontrar nuestro sitio también se incluye la necesidad de realizarse en un plano económico. Por ello son muchos los que optan por emprender algún tipo de empresa que les permita consagrarse y estabilizarse dentro de su realidad y en conformidad con la de los demás. Pero para emprender si se es joven, mujer o se tiene cierto tipo de dependencia, la cosa resulta más complicada.
Con el objetivo de respaldar estos sectores que encuentran más controversia en su inserción laboral, la Fundación Premysa despliega un modelo de desarrollo socioeconómico que trata de soportar el crecimiento y la sotenibilidad, en especial en las zonas rurales.
Ayuda para los pueblos
La fundación tiene en cuenta la situación de inferioridad de las áreas rurales frente a las ciudades y por eso enfoca una de sus ramas de actuación hacia pueblos y otros municipios que corren el riesgo de quedarse atrás en asuntos relacionados con la calidad y las nuevas tecnologías.
Ayudando en este sentido se posibilita el despegue económico de muchos lugares que corren el riesgo de deprimirse económicamente. Con el apoyo de las iniciativas que surjan en estos entornos se logra paliar en cierto grado esta situación, pues el autoempleo escasea como consecuencia de la falta de oportunidades de formación y la cualificación en estas zonas sigue siendo muy baja.
Con este fin la Fundación Premysa cuenta con el plan Empleo XXI, que ha sido concebido con la idea de ofrecer asistencia didáctica en las especialidades más demandadas y en las que más garantías de crecimiento ofrecen dentro de las zonas rurales.
Promoción empresarial
El siguiente paso a seguir por la fundación, después de ofrecer los programas de formación, consiste en la promoción empresarial de aquellas ideas que resulten más viables.
Para ayudar tanto técnica como financieramente a los emprendedores más prometedores es el propio patronato quien en ocasiones se encarga de detectar a las personas con más iniciativa y más perspectiva de futuro para brindar su asesoría personalizada y especializada, siempre con la intención de facilitar la creación de planes de empresa y realizando para ello estudios de viabilidad en aras de fortalecer la implantación del negocio.
Aquellas nuevas empresas que así lo soliciten también podrán recibir la formación y el acompañamiento que ofrece la fundación, recibiendo asistencia en gestión y administración en las etapas iniciales. El criterio de calidad prima en cada una de las actuaciones que la fundación lleva a cabo utilizando nuevas y modernas técnicas que tratan de asegurar el éxito.
Todas estas acciones se engloban dentro del plan Oriéntame, que pugna por la dinamización económica en estas zonas rurales donde los niveles de emprendimiento son muy bajos.
Las características que definen este servicio son el trato personal dado a los emprendedores con los que se entre en contacto, el compromiso de intentar aportar ideas y soluciones a las dudas que puedan surgir durante el proceso de promoción, la continuidad y la calidad profesional de todo el equipo que forma parte de la Fundación.
Dos años de actividad
Desde que en enero del año 2006 se puso en marcha el Servicio de Ayuda a Emprendedores , un total de 94 personas se han puesto en contacto con la fundación para que ésta les ayude a vehicular su idea de negocio a buen término. Hasta la fecha, 21 iniciativas, un 23 por ciento de las personas que han acudido al servicio, ya han visto su sueño dado de alta. De esas 21 iniciativas, ocho han sido en el sector servicios, ocho en el de industria y cinco en el comercio al por menor.
El resto de emprendedores que aún no han visto florecer su proyecto se encuentran elaborando el plan de empresa conjuntamente con la fundación o acuden a programas de formación específica para asegurar a la postre una buena gestión de su responsabilidad. El 68 por ciento de estos emprendedores proviene de localidades de más de 15.000 habitantes.
