En el mundo actual las nuevas tecnologías están en constante evolución, lo que posibilita el desarrollo permanente de nuevas oportunidades de negocio. Precisamente la Oficina del Emprendedor de Base Tecnológica, dependiente de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, lleva desde el año 2000 asesorando a emprendedores que desean iniciar o ya han iniciado una actividad empresarial basada en el uso de tecnologías innovadoras.
El director de la Oficina, Eduardo Ruiz, explica que el objetivo de la Oficina es "apoyar cualquier iniciativa emprendedora que desarrolle o utilice nuevas tecnologías".
Supervivencia del 80 por ciento
En los últimos ocho años han ayudado a que más de 250 proyectos empresariales pasaran del papel a la realidad. Ruiz estima que la tasa de supervivencia es superior al 80 por ciento. Casi la mitad de los proyectos presentados están relacionados con TICs (tecnologías de la información y la comunicación), sobre todo desde el punto de vista de software y móviles.
Una cuarta parte de los proyectos han girado en torno a empresas dedicadas a la biotecnología y la agroalimentación, y el resto se divide en un amplio catálogo de sectores (energía, medioambiente, nanotecnología, etc).
La Oficina está compuesta por representantes de nueve universidades, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), de la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM), de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid y del Parque Científico de Madrid.
Las ayudas que ofrece
Los servicios que presta la Oficina del Emprendedor de Base Tecnológica incluyen asesoramiento en la elaboración del plan de empresa, información sobre trámites administrativos, formas jurídicas y de fiscalidad, guía de autoevaluación del proyecto tecnológico, y consultas online para estos emprendedores tecnológicos.
Además, existe la posibilidad de poner a disposición de los emprendedores una serie de mentores -durante un mínimo de seis meses- con experiencia en áreas de gestión.
El motivo, según Ruiz, es que la mayoría de estos emprendedores tienen "una idea muy clara" de su proyecto y de la tecnología que van a desarrollar pero, por el contrario, carecen de formación sobre gestión de empresas y de todo lo que supone crear y dirigir una compañía.
Servicios de pago
Todos estos servicios, que son de carácter gratuito, se complementan con otros que requieren el desembolso de una cantidad económica. Son aquellos relativos al apoyo en la gestión de la propiedad industrial e intelectual y el acceso a informes específicos sobre el mercado en el que pretende.
En este caso, la Oficina del Emprendedor facilita informes sobre la competencia del sector donde pretende hacerse un hueco la nueva empresa, y resuelve dudas sobre gestión y patentes tecnológicas.
Además, las empresas (muchas de las cuales son spin-off o vinculadas a una universidad) tienen la posibilidad de entrar en contacto con entidades de capital riesgo o business angels, por lo que pueden acceder a financiación.
Según cálculos de la propia Oficina, por sus manos pasa cada mes unos 300.000 euros en financiación, procedentes tanto de instituciones públicas como privadas, para proyectos de base tecnológica.
Por último, Ruiz explica que el número de proyectos que se presentan anualmente es aproximadamente tres veces superior al que finalmente es admitido en alguno de los servicios.
Los principales requisitos son que la empresa tenga base tecnológica (y no que use la tecnología) en el desarrollo de su actividad. Si la empresa está constituida, debe llevar entre tres y cinco años en funcionamiento. Si es de nueva creación, el porcentaje de admisión para los servicios es bastante elevado.