
Alicia Asín y David Gascón son dos jóvenes de 25 años y los promotores de la empresa aragonesa Libelium, especializada en comunicaciones distribuidas inalámbricas, que ambos decidieron poner en marcha al acabar la carrera de Ingeniería Informática en la Universidad de Zaragoza.
La iniciativa surgió a raíz del proyecto de fin de carrera de David Gascón, que lo realizó en Londres durante cuatro meses. Y lo más curioso es que el profesor que tenía que dirigírselo allí no quiso hacerlo "porque era un cuento de hadas", según le dijo. De esta manera, David, que creía en su idea, hizo el proyecto sin ir a la universidad. Y no sólo lo sacó adelante sino que fue clave para crear Libelium junto con Alicia Asín, a quien ya conocía de su etapa de estudiantes y a quien le propuso la idea hacia mayo de 2006.
A por las universidades
Con ese gusanillo de querer hacer algo y tras apreciar los posibles nichos de mercado, ambos emprendedores buscaron la forma más adecuada para llevar a cabo su iniciativa empresarial. Y dieron con la fórmula de la spin off, una excelente carta de presentación para sus productos de I+D, cuyo público objetivo son las universidades.
Sin ningún profesor
Se trata, eso sí, de una spin off un tanto particular porque "es la primera en la Universidad de Zaragoza que está formada sólo por alumnos y sin ningún profesor". Los dos jóvenes tenían muy claro que querían ser ellos mismos los que llevaran las riendas de su empresa. Además, la idea no fue de ningún profesor: "Si hubiéramos hecho esto con algún docente no podríamos dirigir la empresa", explica David.
La intención de crear Libelium ellos mismos y sin ayudas también ha estado presente desde el principio a la hora de buscar los recursos económicos con los que ponerla en marcha. Nada de avales ni entrada de capital riesgo que dificulte que Alicia y David, quienes ocupan la gerencia y la dirección de Investigación y Desarrollo, respectivamente, tomen sus propias decisiones y decidan el destino de Libelium.
Ofertas de compra
Y eso que la empresa, desde su inicio, despertó un gran interés y con tan sólo seis meses de vida recibió su primera oferta de compra. Pero se han mantenido firmes. "Jugamos con las cuentas e intentamos rentabilizar al máximo; hemos tenido mucho cuidado con los gastos. Somos ingenieros y nos enseñan a solucionar problemas", expone David. Y es que ninguno de los dos tenía experiencia en las áreas estrictamente relacionadas con la gestión económica de una compañía y tan sólo habían cursado una asignatura durante la carrera en la que se simulaba la creación de una empresa.
No obstante, ambos aportaban la experiencia de haber trabajado en otras compañías, caso de Alicia, y de haber estado involucrado en otros proyectos, como David en Marabunta, una plataforma P2P de intercambio de información de forma anónima.
Capital y prestigio
La solución a la búsqueda de financiación vino de la mano de los cuatro premios que han recibido en su corta trayectoria, por parte de instituciones públicas de Aragón y por parte de Bancaja. Estos galardones les han reportado recursos económicos, además de prestigio. Pero reconocen que "vamos más despacio que si tuviéramos dinero", aunque este hecho también tiene su lado positivo: "Lo bueno de ser pequeños es que somos como un junco. Podemos cambiar de dirección sin rompernos".
Y con ello, paso a paso han ido sacando adelante sus propios desarrollos en el campo de las comunicaciones distribuidas inalámbricas y en áreas concretas como las redes sensoriales, en las que realizan sus propios dispositivos que permiten captar información de un medio o entorno (temperatura, humedad, humo y presencia) para transmitirla mediante tecnología inalámbrica.
Este tipo de desarrollos, que hasta ahora sólo procedían de Estados Unidos, son los que ya han introducido en universidades de España, Italia, Irlanda y Holanda, mediante su venta con licencia de investigación, y que ahora quieren comercializar también para empresas. Como no paran de trabajar, porque "los dos somos muy inquietos", también están poniendo en marcha setMeblue!, una plataforma de servicios a través del interfaz bluetooth del teléfono móvil, además de preparar su próximo traslado a una nave situada en el CEEI-Aragón en Zaragoza, lugar en el que hasta ahora ocupan una oficina que se queda ya pequeña.