
"Hace no mucho, unos diez minutos diría yo, la empresa y el deporte eran totalmente antagónicos. Los empresarios eran los que sacaban adelante este país, y los deportistas éramos juerguistas, cuando no analfabetos", dijo ayer Javier Lozano, seleccionador nacional de fútbol sala.
Pero ahora, añadió a continuación, las cosas han cambiado. "Menos mal que alguien se dio cuenta de que no manejamos máquinas, sino almas. Gente que siente y padece, que tiene miedo como todo el mundo, y que por si fuera poco son los que ganan los partidos", comentó.
Lozano llenó de frases lapidarias su intervención durante la jornada Gestión empresarial vs gestión deportiva, organizada por la Real Federación Española de Fútbol y patrocinada por elEconomista.
Convencer, no ordenar
Liderar implica convencer, no mandar porque sí, siguiendo los dictámenes del nefasto ordeno y mando. Lo sabe bien este ex jugador y ahora seleccionador, que confesó que repite una y otra vez frases como ésta a su equipo: "Todo lo que hagas repercute en lo demás, igual que lo que nosotros hacemos te repercute". "Quiero que mi equipo transmita algo más que meros resultados. Porque representas algo, y tu imagen es la que queda. Esa sensación es la mejor publicidad que puedes hacer".
Y, citando a Albert Einstein, recordó que a la teoría la asesina, tarde o temprano, la experiencia. "Hace mucho tiempo aprendí que que no había que elegir a los mejores, sino a los adecuados. Por eso no evalúo a un jugador por lo que es, sino por lo que puede llegar a ser", aclaró.
La vanidad y el halago los presentó como uno de los peores enemigos, tanto en el deporte como en la empresa. "Es igual de importante saber leer e interpretar las victorias y las derrotas", añadió.
Y acabó con una frase que hace tiempo le dijo el ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez: "En esta vida lo importante no es la velocidad, sino elegir bien la dirección".
"Personas que acaben lo que empiecen"
De la parte empresarial se encargó Juan Carlos Cubeiro, socio director de la consultora Eurotalent, que enumeró las empresas que a su juicio se pueden calificar como marcas de alto rendimiento.
Empezó citando a César González-Bueno, que aunque no sea tan conocido como Rafael Nadal y Pau Gasol, sí es un personaje reconocido en el mundo empresarial por su cargo como consejero delegado de ING Direct España. "Buscamos a gente inteligente, que sean buenas personas y que empiecen lo que acaban", declara con frecuencia González- Bueno. Pero no se hagan demasiadas ilusiones, que no es tan fácil cumplir con estos requisitos. "De cada 100 personas que pasan por sus procesos de selección sólo escogen a una", aclaró Cubeiro.
La arrogancia de no formarse
Jefes, empleados, deportistas, actores... le puede pasar a cualquiera: la arrogancia de no seguir preparándose. ¿Se imaginan al último campeón de Roland Garros dejando de entrenar sólo porque ya ha llegado a lo más alto? Un pecado que, sin embargo, cometen muchos, también los directivos.
Aunque hay excepciones, como Jesús María Iturrioz, director general de la Kutxa, que no ha dejado de realizar cursos -el último en Harvard-, con tal de seguir aprendiendo. "E incluso cuando llegó al puesto de director general. Porque a muchos les pasa que piensan que la formación es sólo para la gente que tiene alto potencial, para el comité de dirección no", aclaró Cubeiro.
En la mesa redonda que puso broche a la jornada se sentó Gregorio Manzano, enternador del Real Club Deportivo Mallorca, que quizá por lo que se ha publicado sobre su equipo antes de su enfrentamiento con el Real Madrid, no pudo evitar empezar así su intervención: "Pensar que un jugador corre porque está primado hasta las cejas es no tenerle ningún respeto".