Inversión sostenible y ESG

La industria de la inversión debe asumir su papel para que la COP26 sea efectiva

  • La colaboración es más necesaria que nunca, y empiezan a aparecer fisuras
  • Los líderes políticos, empresas e inversores deben dar un paso adelante
Imagen: iStock

La COP26 parece tambalearse antes de empezar. Los patrocinadores han criticado la organización "mal gestionada" y "de última hora" del evento. Aunque lo que más preocupa es la falta de compromiso de los líderes mundiales.

Por ejemplo, teniendo en cuenta la trayectoria de las emisiones chinas, la potencia asiática utilizaría por sí sola más del 50% del presupuesto mundial de carbono que queda para cumplir con el acuerdo de París. Por tanto, su ausencia de la cumbre es un importante motivo de alarma. Consulte más tribunas sobre sostenibilidad en elEconomista Inversión sostenible y ESG.

Por otra parte, aunque el presidente Biden ha vuelto a incluir a Estados Unidos en el Acuerdo de París, sus planes a gran escala para la acción climática y la descarbonización se enfrentan a fuertes obstáculos. De hecho, el senador demócrata estadounidense Joe Manchin se opone a los fondos de energías limpias incluidos en el proyecto de ley de gastos. Si sigue haciéndolo, podría perjudicar tanto a la capacidad de Estados Unidos para alcanzar sus objetivos de cero emisiones como al progreso mundial. 

Además, no es un secreto que las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), es decir, los planes individuales de los países para reducir las emisiones de aquí a 2030, probablemente se queden cortos. 

Esta fractura es preocupante en un momento en el que necesitamos una voluntad política conjunta de cara a la COP26 para cambiar nuestra trayectoria en la crisis climática.

Una COP26 unida debería animar a las empresas a establecer objetivos de emisiones a corto, medio y largo plazo

En las empresas, el desajuste entre los ambiciosos objetivos y los planes concretos es elevado. En 2020, se triplicó el número de empresas con un compromiso de cero emisiones netas. Sin embargo, los datos del índice de referencia Climate Action 100+ muestran que, a pesar de que el 52% de las 159 mayores empresas emisoras del mundo han establecido un objetivo de cero emisiones, sólo el 20% tiene objetivos a corto y medio plazo que cubren la mayor parte de sus emisiones. Y únicamente el 7% tiene en cuenta en su estrategia la meta de que la temperatura media del planeta no aumente más de 1,5°C. 

Una COP26 unida y fuerte debería animar a las empresas a establecer objetivos a corto, medio y largo plazo que estén alineados con los Acuerdos de París y respaldados por una estrategia global. Además, la exigencia de ampliar la información siguiendo las recomendaciones del TCFD a más sectores y países tendría un resultado positivo relevante.

Como inversores, podemos actuar para apoyar la ejecución de estos planes. Y si es necesario, utilizar nuestra influencia y nuestro poder para exigir el establecimiento de dichas estrategias cuando las compañías sean lentas o se muestren reticentes a desempeñar su papel.

Al estar presentes en toda la actividad económica, nos encontramos en una posición única para crear riqueza de forma sostenible, de manera que sea buena para el inversor final y para la sociedad. 

Podemos invertir en negocios sostenibles, aquellos que tendrán un impacto en nuestro objetivo de cero emisiones netas. También podemos utilizar nuestro rol como administradores de las inversiones para impulsar el cambio necesario que asegure el futuro de nuestro planeta, apoyando a las empresas en su transición hacia una base sostenible.

En este sentido, veo tres prioridades principales para nuestra industria. En primer lugar, a medida que las empresas se embarcan en una rápida descarbonización, el sector de la inversión debe dar un salto cualitativo en su voluntad de trabajar juntos, así como en fijar los límites a los que estamos dispuestos a llegar. Esto es algo que hemos empezado a ver a través de las resoluciones de los accionistas en las empresas de combustibles fósiles. Asimismo, tenemos que aportar el capital necesario para acelerar la adopción de las energías renovables, el llamado acero verde y la captura y el almacenamiento de carbono.

En segundo lugar, debemos utilizar la influencia que tenemos en las empresas. A través de nuestra labor de advocacy tenemos que garantizar que las firmas dejen de ensuciar nuestros océanos, ríos y suelos. Que dejen de talar los bosques, destruir la fauna y flora silvestres y eliminar los nutrientes de la tierra más rápido de lo que pueden ser reemplazados.

Por último, es necesario que utilicemos nuestra posición para garantizar que las compañías desempeñan su papel en la construcción de la cohesión social a través de salarios justos, protección de los derechos humanos e impulso de equidad e igualdad de oportunidades.

Invirtiendo en empresas sostenibles o a través de su administración, apoyando su transición hacia la sostenibilidad, podemos y debemos desempeñar un papel importante en el impulso de la agenda de la COP26 en los próximos años. 

Los inversores, las organizaciones y los responsables políticos tienen un papel importante que desempeñar y el éxito depende de que demos un paso adelante y trabajemos juntos. Esto no sólo será bueno para la sociedad y para nuestro planeta, sino que, y esto es importante para nuestros clientes, no es incompatible con la obtención de beneficios.

Saker Nusseibeh es CEO del negocio internacional de Federated Hermes

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