Inversión sostenible y ESG

El 'boom' de la inversión sostenible

Imagen: iStock

Siendo optimistas y pensando en una pronta recuperación económica, impulsada por una política monetaria expansiva y un plan de asignación de fondos europeos sin precedentes, programa Next Generation, nos encontramos con la necesidad de contar con mecanismos adecuados para canalizar los flujos de capital hacia sectores productivos alineados con los compromisos de los Estados, en un entorno socioeconómico fuertemente deteriorado por la crisis sanitaria.

La respuesta es la inversión sostenible, concepto en absoluto novedoso y presente desde hace décadas en los mercados financieros, que en los últimos años adquiere carta de naturaleza y se dimensiona de forma que alcanza e impacta en toda la actividad económica.

La realidad es que en este momento es difícil encontrar operadores del mercado financiero que no estén posicionados a favor de la sostenibilidad, redescubriendo en muchos casos el sentido fundacional de sus propias organizaciones. Quizás, por ello, se repiten las referencias al ADN sostenible de muchos actores del mercado.

Este reconocimiento generalizado de la inversión sostenible y responsable, ISR, no se identifica con una tendencia puntual, nicho de mercado, ni con el ciclo económicos, obedeciendo a un cambio real de paradigma, que podríamos ligar con el espíritu de supervivencia del género humano. Un compromiso de preservar el planeta para las próximas generaciones, propiciando la inclusión financiera y social, a la vez que mitigando la pobreza y la desigualdad. Un reto, en mayúsculas, para todos. 

Para que esta inercia no sea puramente voluntarista y se agote en declaraciones de principios, se han puesto en marcha iniciativas de nuevos marcos regulatorios, como es el caso del Plan de Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea, centrados en establecer pautas concretas referidas a la actividad financiera, sector público y privado, que sirvan de guía para para una urgente transformación del modelo económico. 

Desde luego, sigue vigente el análisis financiero fundamental, riesgos y rentabilidad, al que se suma el no financiero, ahora llamado sostenible en el marco regulatorio europeo (criterios ambientales, sociales y de gobernanza, ASG), al que hay que añadir un tercer pilar, el impacto. Respecto a este tercer pilar, aún quedan pendientes de resolver aspectos claves relacionados con la medición o la variedad de aproximaciones (modelos de capital riesgo, emisiones de bonos verdes, renta variable cotizada, indicadores sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, …), entre otros, sin restar por ello ni un ápice de relevancia al mismo, como tendencia más avanzada. 

En cuanto a los aspectos sociales, que tristemente han logrado un mayor protagonismo de la mano del COVID 19, siguen siendo un reto para la Unión Europea, que busca superar las dificultades existentes para el desarrollo de una taxonomía social dentro del marco de las finanzas sostenibles.

Si ponemos el foco en el mercado de las finanzas sostenibles en España, el punto débil lo tenemos en la escasa demanda del inversor retail en comparación con los mercados de nuestro entorno (aunque esta situación va mejorando, según apreciamos en el último estudio de Spainsif). Es fundamental el impulso de los ahorradores, que demandando productos ISR estaremos contribuyendo directamente al proceso de cambio del modelo energético y a la recuperación económica y social. 

La inversión sostenible y responsable, ISR, supone una oportunidad para que las gestoras de activos y los grupos financieros, en general, puedan cumplir con sus obligaciones fiduciarias con los inversores, buscando minimizar los riesgos y maximizar los retornos, incorporando un elemento adicional, la generación de un impacto positivo ambiental y social. Para lograrlo, será indispensable el ejercicio del dialogo activo con las empresas que conforman su cartera de activos ASG, engagement, y el ejercicio de los derechos de voto como inversores a largo plazo, evitando enfoques binarios, excluyentes, de la inversión sostenible, dado que obstaculizarían el proceso de transición. 

Para finalizar, hay que destacar el gran esfuerzo que los operadores del mercado, gestoras de activos y grupos financieros, están haciendo para adaptarse con la máxima celeridad a esta nueva forma de entender las finanzas que, desde luego, ha llegado para quedarse. 

Francisco Javier Garayoa es director general de Spainsif, organización que promueve la inversión sostenible en España.

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