Se trata de una medida de riesgo relativa, que compara la volatilidad de un fondo de inversión con la volatilidad de su índice de referencia. Explicamos cómo debe ser interpretada y en qué casos es útil.
Imagine que tiene que recorrer cinco kilómetros de distancia en barco. Se trata de un trayecto corto para el que le dan a elegir entre dos tipos de embarcaciones: puede hacerlo a bordo de un ferry o de una lancha motora de última generación. En definitiva, el camino es el mismo. La diferencia está en que en uno notará los movimientos del mar más que en otro, por lo que su elección final deberá hacerla en función de su grado de tolerancia al riesgo. Es decir, si lo que busca es adrenalina lo suyo es ir en lancha (o lo que es lo mismo, un fondo con una beta superior a uno).
Más que nada porque con ella amplificará los movimientos del mar (léase mercado), para bien o para mal. En cambio, si prefiere un viaje tranquilo a pesar de que haya oleaje, el ferry (un fondo con una beta inferior a uno) podría ser su mejor compañero de trayecto.
Metáforas aparte, Fernando Luque, editor senior de Morningstar, explica que "la beta es una medida de riesgo relativo que compara la variabilidad de la rentabilidad de un fondo comparada con la variabilidad de la rentabilidad de su índice de referencia". Es decir, "lo que compara es la volatilidad del fondo con la volatilidad del índice de referencia", añade.
Cómo se interpreta
En concreto, una beta inferior a uno lo que indica es que un fondo de inversión se moverá en consonancia del mercado, es decir, significa que el fondo será menos volátil de lo que es su índice de referencia (o benchmark). Lo que no implica que ese producto esté exento de riesgo. Exactamente lo que nos dice es que el riesgo del fondo relativo al índice de referencia es bajo. En cambio, una beta mayor a uno lo que refleja es que el fondo es más sensible a los movimientos del mercado, para bien o para mal.
Un ejemplo: en un fondo con una beta superior a uno, usted puede ganar un 10 por ciento a pesar de que el mercado suba sólo un 5 por ciento (y al revés, si las pérdidas son del 5 por ciento usted puede perder un 10 por ciento). En cambio, con una beta menor a uno, al ser menos sensible a lo que ocurra en el mercado, con las bolsas subiendo un 5 por ciento, el fondo puede ganar un uno por ciento -el mismo proceso es aplicable a las bajadas-.
Teniendo en cuenta cuál es el funcionamiento de este parámetro, "los fondos con betas altas suelen ser populares en una racha bursátil alcista, pero pueden resultar malas inversiones en una fase bajista", explica Fidelity en una guía sobre medidas de riesgo. ?En una fase alcista, una beta superior a uno suele ser una buena noticia, ya que los rendimientos de la cartera hubieran aumentado en mayor proporción al mercado. En una fase bajista, quizás sea preferible una beta inferior a uno, ya que la rentabilidad del fondo hubiera descendido en menor proporción al mercado", añaden.
Otra de las utilidades que ofrece la beta de un fondo es que arroja una idea al partícipe de si el producto aplica una gestión activa o no. Aunque no existen parámetros concretos que nos permitan conocer dónde está el límite entre ambos estilos de gestión, una beta muy baja suele estar presente en los fondos índice, es decir, en los que se limitan a replicar los movimientos de su benchmark.
En cualquier caso, si elige un fondo después de analizar cuál es su beta lo que debe tener en cuenta será el grado de riesgo que está dispuesto a asumir con el producto.