Internacional

La UME agota todas las opciones bajo los escombros de la Ciudad de México

  • El capitán José Luis Peñas lidera las operaciones en la calle Álvaro Obregón
  • En el edificio hay más de 40 personas atrapadas, pero falta información
Foto: Archivo.

Los 54 efectivos enviados desde España son los únicos brigadistas internacionales que siguen en la capital mexicana, trabajando sin descanso, ocho días después del devastador terremoto.

El capitán José Luis Peñas lidera las operaciones en la calle Álvaro Obregón, donde un edificio que ha atrapado bajo sus entrañas a más de 40 personas, entre ellas al malagueño Jorge Gómez. Tras la marcha del equipo de rescate israelí, la UME ha asumido el liderazgo de esta difícil tarea y se mantienen al pie del cañón como últimos brigadistas internacionales sobre suelo mexicano.

"Trabajamos 24 horas y aunque ya sea muy difícil encontrar gente con vida no cejaremos en nuestro empeño", asegura el capitán frente a este edificio de 6 plantas convertido ahora en una mortal montaña de escombros. Alrededor del perímetro de seguridad, familias enteras esperan pacientes alguna noticia sobre los suyos, aunque después de más de una semana a la intemperie, "el ambiente ha cambiado, se nota mucho más el pesimismo entre la gente", asegura Peñas.

Nada más superar el primer cordón policial se encuentra la carpa de la UME, presidida por una bandera de España y otra de México. Este es el lugar donde descansar y guarecerse de las periódicas lluvias torrenciales que caen todas las tardes en la capital mexicana. La lluvia es precisamente la única capaz de frenar la labor de los rescatistas españoles, el resto del tiempo el ritmo de trabajo es frenético para intentar apurar las opciones de encontrar vida bajo los escombros.

"En estos momentos trabajamos en tres frentes: con una grúa levantando losetas, a través de un túnel intentando llegar a la zona de las escaleras y desde abajo con más túneles, aunque esta vía es la más peligrosa", comenta el capitán. El trabajo, por el momento, es pesado y lento ya que cada vez que retiran algo de material necesitan apuntalar la estructura para no quedarse atrapados.

Muchos de los familiares se quejan de que pasa el tiempo y no hay resultados, pero lo cierto es que en edificios como éste, la procesión va por dentro. Ya se han abierto varias rutas y se han recuperado muchos cadáveres, aunque en ocasiones se saquen "por la puerta de atrás" para evitar el acoso de los medios de comunicación. Otra de las exigencias más comunes entre los familiares, es que no llegue todavía la maquinaria pesada, aunque de acuerdo con el capitán Peñas "nos guste o no ese es el desenlace final".

Cuando la comunidad internacional empieza a olvidar lo ocurrido en México, sobre el terreno continúan los efectivos españoles de la UME. No tienen billete de vuelta porque saben que su presencia todavía es clave en las tareas de rescate y reconstrucción. Y cuando se marchen no dudan que México volverá a levantarse y superar este golpe porque, como dice el capitán Peñas, "son un pueblo fuerte y solidario".

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