Lo que podría haber sido una buena noticia para acabar el curso político y económico antes de las vacaciones se ha convertido en una situación difícil de gestionar tanto por parte de Adif, como de Renfe, y de los Gobiernos nacional y regional, a unos días de cerrar por vacaciones.
Extremadura entera está pidiendo la dimisión del presidente de Renfe, Isaías Táboas, como consecuencia de inaugurar una línea que no estaba preparada.
Para paliar esta situación, desde Renfe se ofrecía un descuento del 50% en los billetes, pero para Extremadura, que lleva décadas sufriendo una infraestructura del siglo XIX, no es la solución, los extremeños y extremeñas merecen un tren que vertebre la región y que la conecte con el resto de la Península Ibérica.
Las palabras de Isaías Táboas resonaron en toda Extremadura al decir en su visita a Mérida durante los primeros días que "se ajustarán los tiempos de viaje para que la gente no tenga la sensación de que el tren llega tarde". Asumiendo que era imposible de mantener esa reducción de escasos 51 minutos que habían prometido entre Badajoz y Madrid. Ambas ciudades seguían separadas por más de 5 horas de viaje.
Los extremeños llevan 20 años esperando un tren que no llega, y hubieran preferido esperar unos meses más, antes que inaugurar un tren que ha sido la "desvergüenza" de toda Extremadura, y así lo ha calificado hasta el propio presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, los integrantes del Pacto por el Ferrocarril y todos los demás partidos políticos, que durante la primera semana de servicio han estado haciéndose eco de todos las incidencias.
Extremadura siente que "le han tomado el pelo" tras décadas de olvido, esperaban disfrutar de al menos un tren digno y una "alta velocidad" en la plataforma ferroviaria Badajoz-Plasencia, pero al final, ni eso se ha podido porque el tren, en muchas ocasiones, ha tenido que discurrir por las antiguas vías y acumulando en su trayecto más tiempo de retraso en tiempo de llegada que la reducción de tiempos de viajes que anunciaron en la inauguración. Después de una semana, el tren llegó a tiempo. Una primera semana de funcionamiento donde las incidencias no paraban de sucederse.
Trenes de segunda mano que se calientan y que no pueden alcanzar la velocidad que se ha prometido y, que en muchos casos, no supera los 120 km/h.
En los últimos días la situación está mejorando, intentando realizar el trayecto con un retraso inferior a los 15 minutos
Tras una primera semana caótica, con retrasos e incidencias, parece que en los últimos días la situación está mejorando, intentando realizar el trayecto con un retraso inferior a los 15 minutos.
Las prisas no son buenas consejeras y la prisa por inaugurar antes de la campaña electoral se les ha vuelto en contra a un Gobierno con demasiados frentes abiertos.
Hace escasos meses, el PSOE perdió el Gobierno por primera vez en su gran bastión, Andalucía, y parece como si esta inauguración se ha realizado a bombo y platillo para tapar un descontento popular y mostrar músculo político a meses de las próximas elecciones autónomicas, donde todos los ojos estarán puestos en Guillermo Fernández Vara, uno de los últimos barones socialistas, el político templado y moderado que podría salir reforzado tras esta crisis sanitaria, social y económica.
La relación del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; y el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara; no empezó con buen pie: Fernández Vara fue uno de los barones que Sánchez tuvo en contra cuando se negó a facilitar la investidura de Rajoy para que España tuviera Gobierno y cuando acabó entregando su acta de diputado. Pedro Sánchez se convirtió en el príncipe destronado, que resurgió aupado por las bases y militancia frente a los barones territoriales.
Fernández Vara, declarado partidario de Susana Díaz como posible secretaria general, tuvo que iniciar un camino de cogobernanza dando respuesta al mandato de los electores, un camino que ahora parecía fluir con buena sintonía
Si la relación siempre ha estado en entredicho, ahora aún más, cuando Fernández Vara mostró una imagen de desesperanza y desolación, al ver que el tren rápido que tanto tardaba en llegar, ni siquiera estaba siendo rápido.
Tren mixto para la reindustrialización
El Gobierno extremeño lleva tiempo destacando la importancia de que sea un tren mixto, ha sido su amuleto en la reindustrialización de la región, pero frente a un sistema de mercancías que llegado el caso habrá que probar también, este transporte de pasajeros está siendo un insulto a todos los extremeños.
Guillermo Fernández Vara ha recalcado en muchas ocasiones que lo que "verdaderamente cambiará la vida será conectar a la región con todos los puertos de la península para que las mercancías puedan salir de Extremadura", y realmente eso, de cumplirse, será un revulsivo para la economía de una región que está empeñada en dejar de ser esa región periférica que sirve de despensa para el resto de España para ser una región protagonista en la nueva economía, pero ese papel pasa por tener un tren del siglo XXI.
Los partidos políticos y las organizaciones piden la dimisión del presidente de Renfe, el primero el PP, pero le siguen las demás formaciones políticas, entre ellas, el socio de Gobierno del PSOE en Madrid, Unidas por Extremadura.
Desde el primer momento todo el mundo sabía que no era un AVE, pero estas últimas semanas han acabado con la paciencia de una región que ya ha aguantado demasiado, una inauguración que se truncó desde mucho antes. La propia invitación del Ministerio al "AVE Extremeño" resonó con burla en las tierras extremeñas. Hasta tal punto que tuvieron que rectificar en menos de 24 horas. Una invitación al viaje de inauguración que se realizó el 18 de julio tras otro primer viaje de pruebas, que también sirvió de inauguración. Los extremeños saben esperar, pero esto lo ven como una tomadura de pelo.
Podían haber realizado una simple convocatoria de prensa para anunciar las mejoras, quizá así la sociedad hubiera entendido que no era un AVE y que ni está terminado, pero las prisas electorales han hecho que la buena noticia de algunas mejoras en la red ferroviaria sean un insulto a toda la región, que está reclamando sus derechos tras muchos años de abandono.