La idea era tan sencilla como pretenciosa: permitir que cada trimestre el inversor particular pudiera acceder a la selección de títulos recomendada por el mayor consenso de analistas del mercado español.
El objetivo: demostrar que las recomendaciones de los profesionales son capaces de batir sistemáticamente al mercado y desmitificar la vieja historia de que un mono haciendo una cartera de valores tirando dardos sobre las hojas de Wall Street Journal tiene más aciertos con su estrategia de cartera.
El resultado: Eco10 aventaja al Ibex 35 en más de cuarenta puntos de rentabilidad en sus catorce años de vida.