
Europa tiene todo tipo de conflictos, batallas y guerras. Y luego están las riñas de patio de colegio que acostumbran a ofrecer las instituciones. El último ejemplo ha llegado en el proceso de confirmación de los 27 miembros de la nueva Comisión Europea de Jean-Claude Juncker.
Un Ejecutivo que prometió más político y que corre el riesgo de retrasarse por las puñaladas entre los principales partidos, incluso con una rotación de carteras entre los postulantes.
El Partido Popular Europeo (PPE) y los socialistas europeos rompieron el pacto de no agresión acordado antes del curso político, con el que las grandes formaciones, también los liberales, se repartían los principales puestos en la Comisión Europea y cerraban un acuerdo para la legislatura.
Críticas a Cañete
Los socialistas europeos no terminaron de digerir la candidatura del español Miguel Arias Cañete para Clima y Energía, debido al conflicto de intereses provocado por su vinculación familiar con empresas petrolíferas. Lograron posponer la confirmación de Cañete hasta que el presidente del Comité de Asuntos Jurídicos validara su declaración de intereses, actualizada por segunda vez tras un error cometido por la Administración del Parlamento tras la venta de las acciones que tenía el exministro español en las empresas Dúcar y Petrologis Canarias, y que aún preside su cuñado y socio Miguel Domecq Solís.
De esta manera, los socialistas, respaldados por la Izquierda y los Verdes, también lograban congelar su aprobado hasta que el PPE diera su visto bueno al socialista francés, Pierre Moscovici, candidato para la importante cartera de Asuntos Económicos y Financieros.
Dureza con Moscovici
Pero la toma de Cañete como rehén provocó que los conservadores, respaldados por los liberales y otros grupos de la derecha, se lanzaran contra el exministro de Finanzas francés, quien se sometió al paredón parlamentario, y quien representa la pieza de caza mayor de los progresistas. Los problemas de Francia para cumplir con el déficit, que va camino de pedir la tercera prórroga, y para aplicar las reformas, ofrecían una clara línea de ataque.
"Su designación ha creado ansiedad, ya que estará al cargo de una cartera en la cual ya falló en Francia", marcó ya desde el inicio de las tres horas de audiencia el eurodiputado popular francés Alain Lamassoure. La mayoría de los eurodiputados también cuestionó que sea un socialista francés quien tenga que dar el veredicto sobre la posible prórroga al Ejecutivo de Fran-çois Hollande para cumplir con el déficit.
Moscovici insistió en que durante su mandato se logró reducir el déficit por primera vez en años, y dejó claro que no habrá trato de favor para París. Avisó que no habrá "formas creativas" para evitar el cumplimiento de las reglas fiscales europeas. Pero también añadió que "las reglas son inteligentes" y tienen en consideración la situación económica y social de los estados miembros. "La flexibilidad se ha usado en el pasado y se volverá a usar en el futuro", dijo.
Decisión en el aire
Junto a Cañete y Moscovici, otros tres candidatos, incluido el británico Jonathan Hill para la cartera de servicios financieros, fueron puestos en el limbo. La decisión final sobre la aprobación de este grupo se espera para principios de la semana que viene.
Al no poder rechazar a nominados individualmente, una de las soluciones que ganaba peso durante las últimas horas era una rotación de carteras. El conservador alemán Werner Langen dijo: "Creo que podemos acordar un paquete que incluya a todos los nominados, pero que modifique sus carteras, ya sea en su composición o en quien esté al frente de ellas".