
Al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, le queda menos de un mes para abandonar la Casa Blanca, pero no por ello dejará de castigar a Rusia por su intermediación en las elecciones presidenciales, donde el republicano Donald Trump derrotó a la demócrata Hillary Clinton.
El mandatario interino ya advirtió que su Gobierno tomaría medidas por los ataques informáticos ocurridos durante la carrera a la Casa Blanca.
Aún no está claro qué herramientas legales usará la Administración Obama para aplicar las sanciones. Según señaló el Washington Post, un decreto de 2015 permite a EEUU responder a agresiones foráneas contra la economía o seguridad nacional, pero no incluye al proceso electoral. Es por ello, que los funcionarios del ejecutivo demócrata estarían trabajando para incluir el sistema electoral como parte de la ?infraestructura crítica? del país.
El decreto ya fue utilizado para amenazar a China por su espionaje empresarial permitiendo al Gobierno congelar activos en suelo estadounidense de actores envueltos en la investigación y puede bloquear transacciones comerciales. Pero su aplicación, podría no tener el efecto esperado, ya que Washington ya impone sanciones actualmente a Rusia por la crisis con Ucrania.
Según el Washington Post, Obama busca alternativas para dificultar que la nueva administración, más cercana al Kremlin, elimine las medidas por implementar. Trump y el presidente ruso, Vladimir Putin, han expresado abiertamente su simpatía mutua. El jefe del Kremlin envió una carta a su futuro homólogo estadounidense resaltando que "los serios desafíos globales y regionales que nuestros países han enfrentado en los años recientes, muestran que las relaciones entre Rusia y EEUU son un factor importante para asegurar la estabilidad y seguridad en el mundo". El republicano contestó "que ambas partes puedan estar a la altura de estos pensamientos y no tengamos que recorrer un camino alternativo". De momento, el nominado a dirigir el Departamento de Estado, Rex Tillerson, cuenta con una relación cordial con el Kremlin, tanto que algunos senadores republicanos, como John McCain, ya se han opuesto a su nombramiento.