
El opositor venezolano Leopoldo López lleva encarcelado desde 2014 en la cárcel de Ramo Verde, cerca de Caracas. En todo este tiempo ha estado recluido en una celda de aislamiento de mínimas dimensiones. Las condiciones en las que está obligado a vivir son muy duras: la celda es muy reducida, se encuentra incomunicado y solo recibe visitas de personas muy próximas a él con horarios restringidos.
Una simulación del diario venezolano La Patilla ha permitido conocer más acerca de la situación en la que actualmente el líder opositor debe vivir. Así, se ha comprobado su localización y las características del habitáculo.
El penal se encuentra a 25 kilómetros de Caracas aunque sus familiares más cercanos y sus abogados -los únicos autorizados para visitarle- deben andar 21 horas para llegar. De las 168 horas a la semana, 152 las pasa en la celda de aislamiento, cuyas dimensiones son de 2x3 metros.
En el pequeño habitáculo hay una cama, un lavabo y un pequeño retrete, así como dos ventanas por donde entra poca luz. Debe trepar y agarrarse a los barrotes si desea poder ver algo y comunicarse con el exterior a través de la ventana.
Solo se le permite tener en el interior una Biblia y diez libros. Precisamente la lectura ha sido uno de los refugios del militante opositor durante su etapa en la cárcel, según ha desvelado en entrevistas realizadas desde el penal. Cuando entró en prisión fue colocado en una celda que incluía biblioteca con centenares de libros.
Su contacto con personas (funcionarios o el resto de presos) es poco frecuente y cada vez menor, solo con sus responsables y las escasas visitas que recibe. Leopoldo López está aislado en el cuarto piso de una torre de cuatro plantas en la que la única celda ocupada es la suya. No hay ningún recluso en la torre.
Para alcanzar su celda hay que superar 10 puertas -cinco de ellas para subir por las escaleras al piso donde se encuentra la pequeña habitación-, 12 candados y 33 escalones.
Leopoldo López se encuentra desde el 18 de febrero de 2014 en la cárcel de Ramo Verde acusado de instigación a cometer crímenes, intimidación pública, incendio provocado de un edificio público, daños a propiedad pública, homicidio, perjuicios serios, incitación a crear disturbios y terrorismo. Por todo ello fue condenado a 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas de prisión, de los que ya 12 meses ha pasado en la celda de aislamiento.