
El presidente boliviano, afirmó hoy que la expulsión del embajador de Estados Unidos en La Paz, Philip Goldberg, responde a una cuestión de dignidad y de soberanía de los pueblos. Morales respondió así a las declaraciones del portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Sean McCormack, durante un acto político celebrado en la ciudad de Cochabamba.
Morales explicó ayer que la decisión se adoptó el pasado 10 de septiembre tras comprobarse crecientes actividades del diplomático en el marco de un plan secesionista y para enfrentar a los bolivianos. A juicio del jefe de Estado, "donde está el imperio no hay desarrollo, no hay superación, independencia, dignidad de un país, aquí se trata de cómo liberarnos para impulsar nuestro propio desarrollo e igualdad", dijo.
Persona 'non grata'
Según Morales, nunca antes un presidente boliviano nunca había declarado persona no grata a un embajador estadounidense, quienes solían hasta designar ministros. Asimismo, denunció que a pocas horas del retorno de Estados Unidos del dirigente cívico de Santa Cruz, Branco Marinkovic, el pasado martes, hordas de vándalos y delincuentes sembraron el odio y el terror en esa ciudad, disturbios que luego se trasladaron a Pando, Beni, Tarija y Chuquisaca.
La toma de instituciones públicas de empresas recientemente nacionalizadas, el saqueo de medios estatales de comunicación y el sabotaje de plantas energéticas que distribuyen petróleo y gas natural forman parte de esa estrategia, destacó.
Cumbre de Naciones Suramericanas
El Gobierno de Bolivia ha confirmado que Morales asistirá a la cumbre de emergencia de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR). El vicepresidente Alvaro García Linera ha anunciado la presencia de Morales momentos antes de iniciarse en el Palacio de Gobierno de La Paz la reunión entre el Gobierno y el representante del bloque opositor autonomista, el gobernador de Tarija, Mario Cossío.
La cita tendrá lugar en el Palacio de la Moneda de Santiago a partir de las 15.00 horas (nueve de la noche en la España peninsular). Por el momento está confirmada la asistencia de nueve presidentes a la cita de Santiago: Cristina Fernández (Argentina), Evo Morales (Bolivia), Lula da Silva (Brasil), Alvaro Uribe (Colombia), Rafael Correa (Ecuador), Fernando Lugo (Paraguay), Tabaré Vázquez (Uruguay) y Hugo Chávez (Venezuela), además de la anfitriona, Michelle Bachellet. A la reunión también asistirá el secretario general de la Organición de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.
Los gobernadores "golpistas"
En un movimiento sin precedentes, los prefectos opositores a Morales han enviado una carta a Bachelet para solicitar su presencia también en esta cumbre, a fin de poder explicar sus reivindicaciones y para desmentir que sean unos "golpistas" como denuncia el Gobierno de Bolivia.
"Una guerra civil en Bolivia sería terrible no solo para Bolivia sino para toda la región. Afectaría a la seguridad de muchos países", opina Ricardo Israel, un profesor de relaciones internacionales en Chile consultado por la agencia Reuters. "Las expectativas son muy altas. Pero lo único que los líderes pueden hacer es animar a ambas partes a que negocien, y tampoco está claro que logren ese objetivo".
El encuentro, además, supondrá una prueba de fuego para la recién creada UNASUR, un grupo de 12 países creado en mayo. Sus principales integrantes participaron en el Grupo de Rio que en marzo logró cerrar la disputa andina. La UNASUR y el Grupo de Rio son vistas por los analistas como la alternativa regional a la considerada proestadounidense Organización de Estados Americanos (OEA). El puzzle que tendrán sobre la mesa no es de fácil solución. Brasil, cuya economía depende de las importaciones de gas de Bolivia, ve con preocupación que la seguridad energética quede en entredicho, mientras que Hugo Chávez, estrecho aliado de Morales, ha añadido más tensión a la actual crisis, culpando a Washington de la grave situación interna que atraviesa Bolivia y propiciando un conflicto diplomático a tres bandas.
"Los líderes de la UNASUR se encuentran en una especie de trampa. Por un lado, quieren trasladar su respaldo a una Bolivia democrática y estanle, Por otro, necesitan distanciarse de la polémica de Chávez con Estados Unidos", ha explicado Patricio Navia, a analista político de la Universidad de Nueva York.